Por: Dr. Héctor Jesús Tapia Fernández

Inundaciones, el tiempo meteorológico y la cuenca del río de las avenidas y sus interacciones.
En las últimas semanas las lluvias en la zona de la ciudad de Pachuca han dejado daños en algunas colonias, drenajes tapados por acumulación de sedimento y basura, baches y gente en albergues. Sin embargo, esta no es una situación reciente, dado que se repite con cada temporada de lluvias y que debe ser atendida desde una perspectiva integral para poder darle una solución real que vienen pidiendo cientos de familias en lugares que son propensos a inundarse con cada temporada de lluvias.
Para comprender estas dinámicas debemos entender la trama de las inundaciones. Primero debemos contextualizar a la cuenca del Río de las Avenidas. Esta cuenca fluvial conforma la porción norte de la gran cuenca de México, que durante el pleistoceno (hace aproximadamente 2.5 millones de años), fue cerrada al sur por el vulcanismo de la Sierra del Chichinautzin, evitando el flujo de agua hacia el río Lerma, por lo que las partes bajas se convirtieron primero en humedales, y después de algunos siglos, llegaron a inundar grandes porciones del Valle de México, conformando el gran Lago de Texcoco, que incluso llegó a extenderse e inundar grandes porciones del Valle Pachuca-Tizayuca. El doctor Rafael Huizar Álvarez (1952-2021) del Instituto de Geología de la UNAM, en sus estudios geohidrológicos sobre la cuenca del Río de las Avenidas, reportaba en 1993 que a través de perforaciones llevadas a cabo en ese entonces por la Gerencia de Aguas del Valle de México (GAVM), espesores de 100 a 200 metros de aluvión (material geológico conformado de sedimentos como lodo, grava y arena), por lo que se determinó que la actividad fluvial (entiéndase como inundaciones) de la cuenca fue intensa en el pasado. Debemos de entender en la perspectiva de las Ciencias de la Tierra, que las zonas llanas no pueden ser vistas simplemente como “podemos poner fraccionamientos”, dado que las cuencas hidrológicas en sus zonas más bajas, durante mucho tiempo, son y seguirán siendo de manera natural zonas que se inundan, con esto no quiero decir que no se puedan llevar a cabo nuevos desarrollos habitacionales o industriales, si no que, entendiendo la dinámica de las cuencas, se pueden desarrollar obras de infraestructura adecuada para poder conducir el agua de manera segura hasta un cauce natural, por que en muchos casos se reducen, o incluso se llegan a tapar con las obvias consecuencias. Ejemplo de esto fue la construcción de la presa de San Miguel Cerezo, el entubamiento del Río de las Avenidas de 1984 desde la mina de Loreto hasta Av. Madero, y posteriormente en la primera década del siglo hasta el sur de Mineral de la Reforma, que han mantenido a raya las grandes inundaciones que afectaban al centro de Pachuca; asimismo, el entubamiento del Río Sosa (Viaducto Rojo Gómez), ha servido a este propósito.
A pesar de los mencionados esfuerzos, el crecimiento acelerado de la población y una escasa planeación territorial ha llevado a un crecimiento urbano desproporcionado en zonas bajas, que ahora se han convertido en zonas de riesgo de inundación debido a la alteración hidrológica del Río de las Avenidas.
Otro aspecto importante a considerar es el hidrometeorológico, este 2025 es un año atípico, aunque la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA por sus siglas en inglés) del gobierno de los Estados Unidos, no lo ha hecho oficial, los datos trimestrales de temperatura oceánica indican una fase neutra para el fenómeno del niño (mejor conocido como El Niño-Southern Oscilation), aunque se debe entender que las interacciones entre la atmósfera y el océano en el Pacífico Oriental todavía requieren de más estudios para su comprensión. Aún es prematuro, pero los datos parecen indicar que se desarrollará la fase de “La Niña” entre el último semestre del año y el primero de 2026. La tempranera tormenta “Alvin”, frentes fríos inusuales en mayo y junio, así como las primeras Ondas Tropicales antes de la entrada del verano boreal (dado los vientos fortalecidos del Atlántico), así como la presencia de la vaguada ecuatorial muy cerca de las costas mexicanas, indican que este año se tendrá un verano muy lluvioso. Por lo que el Consejo Estatal de Protección Civil, deberá mantenerse activo y ser muy atento al desarrollo de estos fenómenos, con la finalidad de mantener a salvo a la población. Porque podría ser probable un escenario como el de hace cuatro años en Tula, así como inundaciones severas en la Zona Metropolitana de Pachuca. Aunque las autoridades de la capital del estado y de Mineral de la Reforma acertadamente han acelerado la limpieza de drenes pluviales, retirando basura y sedimento, dando mantenimiento a la infraestructura vial a pesar de las lluvias, en un esfuerzo que debe ser concatenado con el apoyo de la población en no tirar basura y retirar el escombro suelto de las calles, y haciendo conciencia de estar alertas y hacer caso a los avisos de protección civil.
Las lluvias del pasado 2 de junio fueron un recordatorio de que vivimos en un planeta dinámico, que no se ajusta a nuestra expectativa de lo que debería de ser, así que estemos atentos al desarrollo de esta época de lluvias.
*Dr. Héctor Jesús Tapia Fernández
Profesor Investigador de El Colegio del Estado de Hidalgo
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