Con motivo de su cuarto aniversario y próxima renovación, “Grafógrafo Libros” está rematando los miles de libros que adornan las paredes de la “Librería Liocornio” ubicada en la Colonia Morelos.

 

Las ofertas comenzaron el 25 de junio; todos los tomos costaron 200 pesos. El 26 y 27, el precio bajó a 150, y del 28 al 30 de junio disminuyó hasta los 100 pesos.

 

 

 

El 1 y 2 de julio los ejemplares de la librería estarán en 50 pesos, el 3 y 4, en 30 y el 5 y 6 de julio en tan solo 20 pesos.

 

 

Jair Alburquerque, librero y fundador del proyecto, comenzó la colección de libros cuando era adolescente, pero comenzó a venderlos después de la pandemia, tras regresar a Pachuca de la Ciudad de México, donde estudiaba Letras Hispánicas.

 

 

Primero comenzó ofertando libros en redes sociales. “Grafógrafo Libros” incluía los ejemplares que ya había leído o que ya no le interesaban, pero poco a poco fue adquiriendo variedad de historias.

 

“El primer libro que publiqué en redes fue “El llano en llamas” de Juan Rulfo; un clásico de la literatura mexicana, aún tengo contacto con la clienta que me lo compró”.

 

 

Los libros tenían precios de los 100 a los 500 pesos y su público más frecuente son los jóvenes. Las novelas, la ciencia ficción, terror y las historias románticas eran los géneros más buscados y los autores más populares, Stephen King y Jonh Green.

 

 

Impulsó un club de lectura

 

 

Hace casi dos años lanzó una convocatoria para que los amantes de los libros se unieran a un club de lectura. La respuesta fue inmediata:30 personas de distintas edades se reunieron en un café.

 

 

Cada miércoles por las tardes se reunían en diversas cafeterías hasta que hace un año la casa que pertenecía a su mamá abrió sus puertas al público general como “Liocornio”.

 

 

Café, galletas, libros e ideas en torno a distintas lecturas dieron forma a un espacio que desde entonces ha ido creciendo.

 

 

*Potencial de centro cultural*

 

Poco a poco la librería comenzó a llenarse de jóvenes y adultos, que además de leer, compartían su gusto por la pintura, los juegos de mesa y diversas actividades. Estos encuentros se transformaron en talleres y el lugar comenzó a perfilarse como centro cultural.

 

 

 

En un principio la librería se iba a llamar Nautilus, como un crustáceo que sale en una historia de Julio Verne, pero gracias a una señal el nombre se transformó

 

 

“Vi el reflejo de un unicornio como de telita que estaba en un mueble en el baño que era de mi mamá, era una imagen que a ella le gustaba mucho y dije por qué no le pongo ese nombre (…) no me gustaba como tal unicornio y comencé a buscar en otros idiomas; encontré que los italiano le leocornio”

 

 

Alburquerque invitó a los aficionados y a quienes apenas comienzan en el mundo de los libros a adquirir nuevos ejemplares y amor por la literatura.