Ciudad Sahagún, Hidalgo; amaneció bajo la habitual luz dorada del sol que caracteriza al mes de julio, el pronóstico del tiempo anunció que, para las 13 horas, un denso manto de nubes cubriría la ciudad. Sin embargo, para los graduados, sus familias y el dedicado profesorado, secretarias y personal administrativo era un día marcado en el calendario: un símbolo de tres años de esfuerzo, resiliencia y transformación.
Auto etnografía y espejismos.
Una de las graduadas de esa institución, cuya historia destaca, es la de una joven que enfrentó inmensos desafíos a lo largo de su trayectoria académica. Su padre falleció en junio de 1983, cuando apenas era una adolescente de 15 años, a los tres meses, ella comenzó sus estudios de bachillerato en el CBTIS No. 59. “La mejor escuela para forjar el carácter” como le decía su padre.
A pesar del dolor y las agresiones que sufrió por parte de sus compañeros debido a su condición de huérfana, siguió siendo una estudiante feliz con calificaciones notorias. Su disciplina no era la mejor, ni tampoco le importaban las críticas acerca de su personalidad al estilo Emiliano Zapata; ella era una rebelde, una revolucionaria que por naturaleza detestaba las injusticias hacia los de condición humilde o hacia sus compañeros provenientes del entorno rural.
Se graduó del programa de Laboratorista Clínico, lo que le abrió las puertas para trabajar en la industria del plástico y darles fundamento a sus proyectos interdisciplinarios. Su dominio del inglés le valió el apoyo de su jefe y otros ingenieros químicos egresados del Instituto Politécnico Nacional, lo que le permitió destacar en su carrera. Lo que aprendió de la ingeniería, lo aprendió por los varones con los que trabajaba.
A pesar de la discriminación que enfrentó por parte de sus compañeros de clase adinerada y apellidos de cacique, nuevos ricos que siempre salen en la foto del recuerdo, emergió como una mujer fuerte con una rica experiencia internacional ganada a pulso.
No somos una ciudad fantasma, somos un legado histórico y una identidad.
El Complejo Industrial de Ciudad de Sahagún, inaugurado por el presidente Miguel Alemán Valdés, desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de la ciudad. Este complejo, ahora nombrado, Parque o Corredor Industrial, ha brindado oportunidades de empleo y contribuido al crecimiento económico de la región por más de 70 años.
La joven víctima del acoso escolar, que en su momento sufrió bullying y terribles estigmatizaciones por no tener un padre, ahora era un testimonio de resiliencia y éxito, tras haber superado sus desafíos y alcanzado logros notables en su vida profesional; ella volvía a su alma mater, el CBTIS No. 59 que la vio transitar de la frágil y quebradiza condición socioeconómica, hacía la dignidad de una mujer adulta.
La ceremonia de graduación de la generación 2022-2025 del CBTIS No. 59 no fue solo una celebración de galardones académicos y medallas que honraban a la checoslovaca Ludmila Holkova, sino también un recordatorio de la fuerza y la determinación que pueden conducir al éxito, independientemente de los retos que se presenten en el camino.
No fue una casualidad que el nombre de la ingeniera Holkova Oborna apareciera en la manta que adornaba el presídium, ella amaba a Ciudad Sahagún, Hidalgo; y en esa ciudad quiso morir, de la misma manera que Fray Bernardino de Sahagún eligió inmortalizarse con un legado que hasta hoy, es el testamento de la Cuna de la Antropología en México.
Recuerdo y experiencias tras la graduación.
En el podio, figura el director de la escuela, ingeniero José Raymundo Muñoz Islas, el ingeniero Juan Manuel Patiño Sánchez y la maestra Griselda Martínez Nepomuceno, comisionada de la DGETI en el estado de Hidalgo, más a otras personalidades políticas como la diputada Mirna María de la Luz Rubio Sánchez, madrina de la generación; y otras presidentas municipales de la región, sonreían satisfechos por la refinada ceremonia propia de una escuela cuyos estudiantes destacan a nivel internacional.
La joven que 30 años atrás se embarcó en una carrera desconocida con desiertos y soledades profundas, ahora, es testigo fiel de que el CBTIS No. 59 es y será la lámpara de Diógenes para muchos jóvenes que con gran valentía, tomarán con orgullo las riendas de este hermoso país.