La antigua mitología griega no ha dejado de transmitir agradables sensaciones, al escuchar o leer las épicas y legendarias historias sobre las interacciones de dioses, semidioses, alegorías y héroes. Uno de ellos, Orión, el gigante cazador, el que se representa hincado en los cielos nocturnos de verano del hemisferio sur, así como en invierno, en el hemisferio norte. Este mítico personaje es presentado con un mazo en la mano derecha y un escudo en la izquierda. Lleva un cinturón y de éste cuelga una espada. Se acompaña de sus dos perros, Canis Major y Canis Minor. Orión persigue a las Pléyades, aunque temeroso de Scorpius, huye al este, en el momento en que el alacrán aparece en el oeste.

La observación a simple vista o con binoculares es una forma cómoda para disfrutar de las agrupaciones estelares conocidas como constelaciones. Éstas son áreas, aproximadamente, limitadas por los astrónomos en el cielo, aunque con profundidad indefinida. Las estrellas, nebulosas, galaxias, cúmulos y demás objetos astronómicos, que se encuentran dentro de una constelación, parecen estar en una misma superficie, pero realmente, éstas están a diferentes distancias respecto a la Tierra.

La constelación de Orión es un tesoro de los cielos invernales, con las estrellas: Betelguese o α-Orionis, Rigel o β-Orionis y su cinturón de tres estrellas. La gigante roja Betelguese (la mano del gigante) es espectacular y si fuera posible colocar el sistema solar, con el Sol en el centro de Betelguese, cabrían con todo y órbitas, los planetas Mercurio, Venus, La Tierra y hasta Marte. Betelguese varia su tamaño, el que en promedio es de 950 veces la masa del Sol, su brillantez también cambia desde 0.3 a 1.2 de magnitud, en un periodo de siete años, esto debido a que está lanzando material al espacio. El color de Betelguese es rojizo, como consecuencia de las bajas temperaturas sobre su superficie, se calcula que son de alrededor de los 2 ml 700 grados centígrados. La estrella está en camino de explotar como una supernova (similar a la remanente estrella SN1054, en la nebulosa del Cangrejo), afortunadamente, Betelguese se encuentra a 520 años luz de La Tierra. La estrella está ya en proceso de expansión y terminará explotando como una bomba, lanzando material, radiación y gases al espacio. Después de ello, podría terminar en un agujero negro.

Asimismo, la poderosa estrella Rigel, que se representa en el pie del cazador, es una supergigante azul que se halla a 900 años luz de distancia de nuestro sistema. Su luminosidad es equivalente a 50 mil veces la de nuestro Sol. En el extremo opuesto a Betelguese, podemos ver a la estrella Bellatrix (γ-Orionis), la cual es una estrella masiva de 7.7 veces la masa y 5.8 veces el radio de nuestro Sol. Se ha calculado que Bellatrix, tiene una edad aproximada de 25 millones de años.

Por otra parte, el cinturón de Orión se compone de tres estrellas, coloquialmente llamadas los tres reyes magos, que iluminan los cielos de invierno. Éstas son, en orden de izquierda a derecha, Alnitak (ζ-Orionis ), Alnilam (ε-Orionis) y Mintaka (δ-Orionis). Se encuentra cerca a la estrella Alnitak, la espectacular nebulosa cabeza de caballo (IC 434), también llamada Barnard 33.

Otro objeto muy interesante que puede ser observado, con un telescopio reflector de 30 centímetros de diámetro, es la nebulosa de Orión o M42. Ésta se encuentra en el centro del conjunto de estrellas conocido como cinturón de Orión. Además, M42 está justo en el corazón de otro conjunto de estrellas conocido como Trapezium. Razonablemente, cerca de estos objetos estelares, se ubica el bucle de Barnard, (Sh 2-276), la cual es una nebulosa de emisión en Orión. Ésta también es parte de un complejo de nubes moleculares.

Un objeto estelar, igualmente interesante en la constelación de Orión, es el cumulo abierto NGC2169 o cumulo 37, el que está compuesto de al menos 30 estrellas de magnitud sexta, y se ubica en la parte superior de la constelación, éste está a 3 mil 600 años luz respecto a La Tierra.

Como recientemente se ha investigado, la explosión de una estrella supernova, como Betelguese, podría provocar efectos de ionización en nuestra atmósfera, generando aumento de relámpagos o descargas de las nubes sobre la superficie terrestre, con la terrible consecuencia, de incrementar el número de incendios forestales. Lo que no es adecuado, sin duda alguna, para la ecología de nuestro planeta.

Apreciable lectora y lector, te invito a ver el siguiente video:

Universidad Politécnica de Tulancingo.alfonso.padilla@upt.edu.mx