Por Jorge Esqueda

Qué en Chile la elección presidencial se decida en segunda vuelta carece de sorpresa, pues es una de las opciones en los países donde el voto se respeta. Que una de las opciones postule reivindicaciones sociales tampoco es sorpresa, pero que las banderas del otro antagonista sean la inseguridad y la migración, sí que es sorpresivo y sobre todo alarmante. De acuerdo a la encuestadora Ipsos, en octubre, el mes anterior a los comicios del pasado domingo 16 de noviembre, dos de cada tres chilenos mostraba preocupación por asuntos relacionados con la criminalidad. En números relativos podría ser natural si se considera que en 2023, conforme al Banco Mundial, la cifra de homicidios intencionales triplicó la de 2015, aunque hablamos de seis y dos homicidios por cada cien mil habitantes, mientras México en 2023 registró 25 homicidios intencionales por cada cien mil habitantes, apenas cuatro menos que en 2018, el año con números más altos en los tiempos recientes. Pero todo hace suponer que no se trata del número, aunque obviamente la cifra importa, sino de la saña con que se realizan junto a la aparición de situaciones de extorsión y otras vinculadas al crimen organizado, que para algunos es responsabilidad del venezolano Tren de Aragua. Por eso no sorprende que la aplicación de la mano dura en este rubro sea la bandera de José Antonio Kast, quien alcanzó el 23.92 por ciento de los votos del pasado domingo, menos de tres puntos porcentuales del 26.85 por ciento de Jeannette Jara, con quien disputará la presidencia chilena el 14 de diciembre entrante. En llegada de personas cvcv19.71 por ciento de los sufragios, y obtuvo 14 diputados con su Partido de la Gente, que compitió solo, es decir, fuera de cualquier coalición. El ingeniero y doctor en Finanzas quien buscó por tercera ocasión la presidencia de Chile, ahora sí hizo campaña tradicional, pues en su intento de 2021 ni siquiera estuvo en su país, ya que desde Estados Unidos, donde residía, empleó YouTube y Facebook para su promoción. Su discurso es similar al del argentino Javier Milei, proclamando que representa a la clase media “que tiene rabia”. Por su perfil ni Jara ni Kast la tendrán sencillo si quieren atraer el voto de Parisi, quien como Milei o el salvadoreño Nayib Bukele, marcan el fracaso de la política y políticos tradicionales, pero tampoco están mostrando ser opción. j_esqueda8@hotmail.com …