Creado hace dos años, el Centro de Investigación de Desarrollo Urbano Sostenible del Infonavit, que dirige Carlos Zedillo Velasco, ha realizado investigaciones hoy impresas en libros, que evidencian la necesidad de reorientar las políticas públicas en materia de vivienda, para que esta responsa a las expectativas y necesidades de las familias que las habitarán.

Una vivienda es mucho más que cuatro paredes y un techo”, aseguró el joven arquitecto, quien agradeció al director general del instituto, David Penchyna Grub, la sensibilidad para entender que el Infonavit no sólo debe financiar viviendas, sino asegurarse de que las casas sean realmente un factor que incida en el bienestar de las familias y las comunidades.

Zedillo Velasco presentó ayer en el municipio de Apan, en donde se construyó el Laboratorio de Vivienda del citado centro, algunos de los 36 libros editados con el resultado de las investigaciones realizadas tanto por arquitectos e ingenieros mexicanos como extranjeros, además de universidades como la UNAM, el MIT y Yale, entre otras.

Ediciones a los que se suman una biblioteca en línea especializada en desarrollo urbano y 32 convenios con universidades nacionales e internacionales para colaborar en este renglón.

Mostró Zedillo Velasco el libro “Vivienda Infonavit”, que aborda temas como la densidad urbana, los servicios públicos que deben estar aparejados a la edificación de viviendas y, en general, un análisis de la realidad de la vivienda popular en el país.

Otro título es “¿Qué funciona y que no en la vivienda popular?”, que analiza la importancia de las políticas públicas en este sector, para hacer de la vivienda un factor de auténtico desarrollo y bienestar social.

Un tercer tomo es el “Diccionario Infonavit”, que detalla los mil 500 términos más utilizados dentro de la institución, desde “derechohabiente” hasta las distintas líneas de financiamiento que este ofrece.

Al respecto, el director general del instituto, David Penchyna Grub, destacó el gran esfuerzo que significó realizar estos libros altamente especializados, y pidió que no se queden almacenados en un estante sino sean consultados para no repetir errores y superar aciertos.

Recordó Penchyna que al llegar a la institución, hace dos años y medio, se encontró con que había en el país más de 180 mil viviendas abandonadas, pues no respondieron a las necesidades y expectativas de quienes refirieron renunciar a su derecho constitucional a recibir un crédito de vivienda.

Una triste realidad que le impulsó a anteponer los derechos y necesidades de los trabajadores y sus familias, a las de los constructores de vivienda.