Desde temprana hora y hasta la tarde, los pachuqueños acudieron a los distintos templos religiosos para llevar a bendecir la imagen del Niño Dios en el Día de la Candelaria, siendo las más abarrotadas, la parroquia de la Villita y la iglesia de la Asunción.

Las distintas figuras del niño lucieron como tradicionalmente se acostumbra, vestidas con pequeños ropones de bautizo y adornados con flores y veladoras, siendo menos los casos de aquellos que adquirieron ropitas de futbol, santos o arcángeles, como en otros años.

Las celebraciones religiosas de mayor afluencia se dieron a partir de las 11 de la mañana y hasta las dos de la tarde, ya que algunos de los creyentes aprovecharon a compañía de sus familiares para posteriormente dirigirse a sus hogares a celebrar el Día de la Candelaria con tamales preparados por ellos mismos.

En la Iglesia de la Asunción fue necesario organizar a las personas que acudían a escuchar la celebración ya que el recinto sagrado sobrepasó  su cupo y hubo quienes desde la plaza escuchaban la palabra y esperaron la bendición, viéndose en la necesidad de formar una fila para poder recibir el agua bendita.

A lo largo del día los comerciantes instalados en la Plaza Constitución aprovecharon para hacer las ultimas ventas de la temporada refiriendo que lo más adquirido fueron los adornos y veladoras o cirios.

En la Basílica Menor de Guadalupe La Villita, los asistentes se dieron cita desde temprana hora destacando a adultos mayores y niños que portaban de uno hasta cuatro Niños colocados en pequeñas canastas o en las tradicionales sillas.

El Día de la Candelaria se celebra cuarenta días después del nacimiento de Cristo y recibe este nombre dado que antiguamente se llevaban a cabo procesiones en honor a Jesús que representa la Luz en la Oscuridad, por lo que las personas solían alumbrar el camino con candelas o veladoras ya que no existía la electricidad.