Los estudiantes de las universidades en la actualidad se encuentran literalmente saturados de información. Pero usualmente el material que puede consultarse en la Internet no pasa por una revisión rigurosa. Cuando pido a mis estudiantes que verifiquen algún dato o resultado conocido, me encuentro con que existen fuentes que se contradicen o que están decididamente equivocadas. Hemos acostumbrado a los jóvenes a no ser críticos ni verificar las fuentes que consultan.
En alguno de los capítulos del conocido show televisivo Los Simpson, un profesor de escuela elemental pregunta al grupo: ¿Alguien sabe quién descubrió América? El único estudiante que levanta la mano le contesta: ¡Pepsi! A lo que el profesor le responde, “uhm, no, pero tienes un punto por participar”. Puede parecer gracioso, pero existe un riesgo enorme si dejamos que los estudiantes sigan “aprendiendo” en fuentes no confiables.
Eratóstenes de Cirene fue un astrónomo, escritor, e investigador con múltiples habilidades en diversas áreas del conocimiento que vivió en el siglo 3 antes de Cristo.
Fue bibliotecario principal de la famosa biblioteca de Alejandría. En alguno de los miles de papiros de la biblioteca, leyó que el día 21 de junio en la lejana ciudad sureña de Sian, justo a las 12:00 horas del mediodía, las sombras de las columnas de un antiguo templo se dejaban de proyectar y que era posible ver el sol reflejado en el fondo de un pozo profundo.
Ese mismo día, en la ciudad de Alejandría, justo al mediodía, las casas proyectaban una sombra de 7º. Eratóstenes era bastante observador para darse cuenta de que esto era una prueba de la curvatura de la tierra.
Contrató a un hombre para que caminara la distancia entre ambas ciudades (una de las ventajas de ser bibliotecario principal), encontrando que era equivalente a unos 800 km. Viendo que el cociente del arco de la circunferencia completa (360º) y el ángulo de la sombra proyectada (7º) era de aproximadamente 50, usó lo que los estudiantes denominan actualmente una “regla de 3”: multiplicó los 800 kilómetros que separaban las ciudades por 50 y halló que la circunferencia de la tierra era de 40,000 km. Un resultado excelente para esa época (la circunferencia meridional de la tierra es de 40007.86 km). Los únicos recursos de Eratóstenes fueron varas de sus propios ojos y su cerebro.
No requirió consultar ningún dato en internet ni pidió su celular para hacer las operaciones elementales. Debemos enseñar a los chicos a que usen su propio cerebro antes de consultar las respuestas en dispositivos electrónicos.
Twitter: @Cs8Soto