Todos queremos ser libres cognitiva, emocional y conductualmente, pero no todos tenemos el coraje de serlo, para empezar, a veces no sabemos en qué consiste realmente la libertad y en otras ocasiones porque no se está dispuesto a pagar el precio de sentirse y ser libre.

La gente define la libertad de manera distinta, sin embargo, un punto en el que generalmente se coincide cuando se habla de esta es la facultad y el derecho de elegir por voluntad: un estilo de vida, la forma en la que se piensa, como se ama o a quien… El libre albedrío para decidir y para responder ante los resultados de tales decisiones.

Tocar la libertad es vivir sin una preocupación excesiva por la opinión externa o por la aprobación de los demás, es también responder por sí mismo y como tal, también implica responsabilidades, pero igualmente una inmensa satisfacción consigo mismo y con la vida que se elige.

¿Qué nos impide vivir en libertad? ¿Por qué en ocasiones cuesta tanto tomar decisiones? ¿cambiar de opinión, ser asertivos, decir lo que se piensa y todo lo que incluye este estado emocional de libertad?

Si lo pensamos bien, es muy probable que en el aquí y ahora no haya alguien que nos impida ser libres, aunque generalmente antes si hubo alguien que nos enseñó a pensar que no podíamos serlo, y que directa o indirectamente censuró, canceló o impactó inadecuadamente en en la relación autoconcepto-libertad, y si fue así hoy en día, en la vida adulta nos corresponde fortalecer el autoconcepto y elegir vivir libremente, parecería sencillo, no siempre lo es, porque cuando el contexto no propicio la autonomía, la autovaloración y la autoresponsabilidad se condiciona a una serie de creencias e ideas que dificultan el ser un adulto o adulta que asume la responsabilidad de su existencia y con esto elige qué pensar, qué sentir y qué hacer en su mundo.

Estas son creencias respecto a la vida, a las relaciones, al amor, a las personas, a nuestro propio ser… de acuerdo a lo que piensas, sientes y actúas, entonces habría que revisar lo que pensamos para comprender cómo nos sentimos y por qué actuamos como lo hacemos o porque dejamos de hacerlo.

Algunas de estas creencias son:
1) Respecto a ti mismo: la idea que tienes de ti, autoconcepto, si no piensas bien de ti difícilmente te sentirás en libertad de ser quien eres.
2) Creer que no mereces ser feliz o que la felicidad es inalcanzable.
3) Considerarte culpable al cien por ciento por el pasado y no dejar de cargarlo en el presente.
4) Responsabilizarte de todo lo que ocurre a tu alrededor o de cómo reaccionan otros con sus emociones.
5) Creer que perdonar es permitir que te vuelvan a lastimar, y entonces elegir permanecer resentido.
6) Respecto a la vida: convencerte de que la vida es difícil, no reconocer tus recursos para enfrentar la adversidad.
7) No saber soltar lo que no va a ser o lo que ya no es.
8) Convencerte de que las personas que amas tienen que ser cambiadas por ti cuando en realidad la gente cambia cuando quiere y si no quiere no cambia nunca, su cambio no depende de ti.
9) Tener ideas que te generan miedo al futuro y no vivir en el presente.
10) No darte cuenta de que el tiempo no regresa y que lo que no hagas ahora por tu bienestar será más complejo hacerlo después. Mientras vivas no es tarde, pero ¿por qué no facilitarte la vida y hacer cambios por las buenas?; es decir, antes de que la vida o la salud física o mental te obliguen a cambiar.

Estas son algunas de las muchas creencias que no te permiten elegir a voluntad vivir tu vida en el aquí y el ahora, sentirte en paz y propiciar tu crecimiento personal, a veces eres esclavo de muchas cosas: del trabajo, el dinero, la aprobación de otros y esto no es sano ni conveniente, pero ocurre porque hay otra esclavitud que no se ve y esta es la que has construido entre tú y tus creencias, si no hay pensamiento flexible disminuye la posibilidad de mirar distinto, de saberse con el derecho a decidir y redecidir cuantas veces sea necesario, para sentirte bien contigo y satisfecho con tu vida.

¿Eres esclavo de tus creencias?
¿De tu falta de amor propio?
¿De tu pasado o de tu futuro?
Si es así entonces no eres verdaderamente libre.

¿Qué sería recomendable que hicieras?
a) Reconocer esas creencias limitantes.
b) Buscar o crear otras más funcionales.
c) Vivir de acuerdo a lo que para ti está bien, la regla es recordar siempre que tu libertad termina donde inicia la libertad de otro y viceversa.

Es cierto, no todos han descubierto su potencial para la libertad porque se requiere primero asumir la valentía de cuestionar las propias creencias y si es necesario, atreverse a liberarse en primer lugar a sí mismo… Después de obtener la libertad mental difícilmente se vuelve a elegir por ningún motivo nada que vuelva a esclavizarte emocional o conductualmente.

La libertad escandaliza, la gente libre parece diferente, pero a la gente libre lo que de verdad le espanta no es lo que piensen de ellos y ellas otras personas, sino la sola idea de desistir acerca de uno de los derechos más importantes en la vida:Tener el coraje de vivir en libertad… ¿Lo pensé o lo dije?

¡Abrazos!
@Lorepatchen
Entre Géneros, lunes 8:00 PM
Hidalgo Radio.