La temida guerra en Ucrania ya empezó. Las dudas son si su actual fase llegará al enfrentamiento armado, cuándo y cómo. Pero mientras ya empezó y con daños colaterales.
Ninguna guerra inicia con el primer disparo. Antes, siempre, existen aproximaciones, tanteos, al igual que corren de manera paralela esfuerzos formales e informales por evitarla.
En Ucrania, Rusia avanza no hacia la guerra, sino a evitar que ese país caiga en la esfera de Occidente representado por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como lo hizo hace casi 20 años con la Unión Europea (UE), a través de reconocer la independencia de dos regiones ucranianas secesionistas, como antes lo hizo con Crimea luego de que en un referéndum decidiera sumarse a Rusia.
Pero si bien en el corto plazo ese es el objetivo, en el largo sigue el avance a la total incorporación de Ucrania a Rusia, en lo que quizá en los pasadizos secretos del Kremlin –el palacio de gobierno ruso- se vea como el reinicio de la grandeza de ese país tras la debacle de la Unión Soviética.
Uno de los temores despertados por esta crisis internacional es que lleguen a usarse armas nucleares. Recordemos el accidente en abril de 1986 de la planta nuclear de Chernobyl, distante 195 kilómetros de la capital ucraniana de Kiev y 696 de Moscú, la capital rusa. Se trató del peor suceso de esa naturaleza del que se tenga registro, y también el peor en la escala que los mide.
Si bien 31 personas fallecieron de manera directa por la explosión de un reactor de la planta de Chernobyl, de 600 mil a 800 mil más murieron a lo largo de los años por las consecuencias de la contaminación, que en buena medida se dispersó por el aire, y que inclusive llegó a Estados Unidos y Japón. (más en https://acortar.link/50ce6D).
A casi 36 años de ese accidente sus consecuencias deberían de ser lo suficientemente fuertes como para evitar ahora una guerra que use armas nucleares, lo cual debe de estar muy claro tanto en Moscó como en Washington.
El apoyo de Rusia a la independencia de dos regiones ucranias cuya población es de mayoría rusa (Donetsk y Lugansk) es ya una victoria, que se espera sea seguida de la reacción de Occidente, pero mientras Moscú ha dado un paso adelante.
Y los daños colaterales de este inicio de guerra en su fase no bélica se sienten desde hace días sobre todo en el renglón de energía. El petróleo, deprimido por el paro de la actividad económica de 2020 y la lenta recuperación de 2021, se ha disparado. El petróleo clase Brent, la referencia europea, estaba el pasado jueves 17 de este mes en 95.28 dólares el barril, variación de 46.64 por ciento en un año y de 23.36 en lo que va de este 2022.
Para México, que importa la mayoría de la gasolina que consume, las consecuencias ya llegaron, aunque no se perciben debido a que el gobierno federal decidió absorber el impuesto especial (IEPS) al cien por ciento en el caso del tipo Magna (unos cinco pesos por litro) y en poco más del 80 por ciento (3.87 pesos) del correspondiente a la clase Premium, lo que si bien ha evitado el “gasolinazo” respectivo, sin duda afectará al presupuesto.
El gas natural es el que mayor alza ha registrado. Medido en el centro estadunidense de acopio de Lousiana, ha subido de enero de 2021 al pasado mes más de 60 por ciento, debido al peligro de que el abasto ruso de gas a Europa que pasa por Ucrania, sufra por la fase bélica de esta ya guerra, lo que repercutiría en todo el mundo.
En la esfera de la diplomacia la negociación sigue mientras Rusia avanza aún sin una invasión en forma, como de manera reiterada ha advertido Ucrania. La estrategia de Rusia es clara: cubrir el avance de los prorrusos ucranianos que ya se declararon independientes y luego podrían solicitar su anexión a Rusia, como sucedió con Crimea este mes hace 18 años. Sin disparar un tiro directo Moscú avanza.
De salida: «México reitera su compromiso con el respeto a la soberanía, la independencia política y la integridad territorial de Ucrania dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas», estableció la representante mexicana en el Consejo de Seguridad en la reunión de emergencia de este lunes 22. Una declaración que evita fricciones con Washington, sin duda.
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