Christian Falcón Olguín

Entrado ya el medio día, el reloj marcaba las 13:40 horas de aquel 14 de enero de 1869, desde el recinto del palacio legislativo, en la Ciudad de México, se anunciaba un proyecto histórico en el seno de la Cámara de Diputados, una fecha que se destacaría en las efemérides de dos nuevas entidades federativas que se erigían en la República Mexicana, una se distinguía en honor al “Siervo de la Nación”, Morelos, mientras la otra, estaba dedicada a quien fuese su maestro, a quien se le honraría con el mote, de “Padre de la Patria”: Hidalgo.
Transportémonos por unos instantes al México del siglo XIX, el cual, prácticamente iniciaba como una soberana nación con la capacidad de gobernarse por sí misma, evidente era por su crítica situación económica, política y social; producto de más de una década de conflictos internos e invasiones europeas, un país visto y dividido en dos bandos: “Conservadores” y “Liberales”, mismos que, se distinguían por la profunda confrontación desde sus aristas ideológicas y políticas, ya fuese como “Yorkinos” y “Escoceses”; “Clericales” y “Anticlericales”; “Monárquicos” y “Republicanos”.
El presidente Benito Juárez García había ganado la partida a los intereses europeos, la República se había reinstaurado y, prácticamente, con las arcas del Ministerio de Hacienda en bancarrota, consecuencia lógica de soportar los embates de la guerra contra los franceses de Napoleón III y su imposición del Segundo Imperio, y que, por consiguiente era prácticamente nulo el desarrollo económico y social de los mexicanos; los tiempos difíciles y de profundo esfuerzo agudizaron las desigualdades en las clases sociales, mientras la democracia se encontraba en pañales; sin embargo, el prestigio internacional de la soberanía acompañaba el ánimo nacional por aprender de las experiencias venideras para la República.
El primero de diciembre de 1868, el diputado Manuel Fernando Soto Pastrana, distinguido tulancinguense liberal, hombre íntegro y comprometido con la patria, pronunciaba un discurso memorable ante el Congreso de la Unión, manifestando el interés de diversos municipios por segregarse de la región norte del Segundo Distrito Militar del extenso Estado de México. En sus consideraciones, enfatizó la necesidad de generar una entidad propia que mantuviese la cercanía de los habitantes con sus oficinas gubernamentales y políticas, pues, las condiciones de los caminos y su lejanía con la ciudad de Toluca desalentaban la consideración del viaje, tan solo imaginar los gastos de quienes se trasladaban de todas las regiones que integraban dicho distrito, con la finalidad de realizar trámites legales, administrativos, mercantiles, aduanales e incluso militares.
Las semanas posteriores al discurso, fueron de cabildeo al interior del poder legislativo para que, en definitiva, durante la sesión ordinaria del 14 de enero de 1869, la iniciativa de proyecto de erección de Hidalgo fuese presentada ante el pleno de legisladores y, llevada a votación por unanimidad de 117 diputados. Así mismo, durante la misma deliberación se aprobaron los principales artículos del decreto de la naciente entidad y, solo fue rechazada aquella consideración que mencionaba en Actopan como la sede de los poderes del Estado.
Entre las consideraciones para el decreto, destacaría la definición del coronel Juan Crisóstomo Doria González, como gobernador provisional, el cual sería nombrado por el presidente de la República, mientras se dejaba la tarea el conformar un Constituyente y de celebrar el proceso para elegir a un gobernador constitucional, además de aprobar una constitución estatal que estableciera los derechos fundamentales, la conformación política y administrativa de la entidad.
Tras ser aprobado el proyecto de dictamen en la Cámara de Diputados, éste se envió al Ministerio de Gobernación para ser ratificado por su titular, José María Iglesias, quien daría paso a la publicación y vigencia del decreto al día siguiente, 16 de enero de 1869, y, por consiguiente, llevar a que el Presidente Juárez estampará su firma en el acta constitutiva que erigía al reciente Estado de Hidalgo.
Transcurrieron ya 154 años de estos acontecimientos fundacionales y el estado de Hidalgo ha pasado por diversos escenarios políticos, ha tenido gobernadores constitucionales, además de provisionales e interinos; la entidad ha sido declarada en sitio, al igual que se han desaparecido los poderes institucionales; ha sido gobernado mediante el sistema presidencialista, partidista e incluso la reelección se hizo presente en alguna de sus etapas históricas; sin dejar de lado que la política y el poder han sido delineados por linajes y grupos políticos desde el siglo XIX.
En el 2022, la alternancia partidista se consolidó en la entidad, llevando a Julio Ramón Menchaca Salazar a ser el trigésimo tercer gobernador constitucional de la entidad; y cabe destacar que los antecedentes académicos de excelencia le preceden, sus resultados al frente del Poder Judicial y como legislador estatal o federal, llenan de gratas expectativas el progreso y el beneficio de los hidalguenses.
Solo hay que hacer énfasis en lo que Fernando Soto impulsó en aquel entonces, pues comprendió las necesidades, problemáticas e inquietudes de la población del segundo distrito militar, que aspiraba a mejores condiciones y a la cercanía con sus gobernantes. Hoy en día es vital esta referencia histórica, es prioritario retomar que el gobierno estatal se reencuentre y este cercano con la gente, si bien es cierto que la tecnología permite la vinculación administrativa y de tramites desde los portales virtuales, también es una realidad que estos no logran comprender las preocupaciones, propuestas e inconformidades que los hidalguenses viven desde sus regiones, por lo que, es imprescindible la reinstauración de oficinas regionales de atención gubernamental, mismas que permitirían un pronta gestión y seguimiento de las problemáticas de los hidalguenses.
Hoy, de igual forma, está el llamado al reencuentro con nuestros paisanos migrantes que viven en Estados Unidos, y comprenderles como hidalguenses que han salido a buscar mejores condiciones de vida dada la falta de oportunidades, sacrificando a la familia, amistades y a su tierra que les vio crecer, sí, me refiero al espacio en su comunidad, barrio o colonia que les daba identidad, en donde se veían como parte de un mismo origen, y no como un extraño que no tiene cabida en la sociedad norteamericana, aquellos que se fueron resignados, con lágrimas en los ojos apostando a la búsqueda de oportunidades laborales, comerciales o educativas, antes que seguir con la incertidumbre de vivir más tiempo en crisis, miseria y agobio.
Por ello, conmemorar este aniversario es un recordatorio para la sociedad y gobierno, para retomar las cosas que nos identifican, los buenos recuerdos, tradiciones y las metas por alcanzar, así como, la reciprocidad del compromiso social, desde el esfuerzo cotidiano en la oficina o negocio; en el campo o en la industria; en la escuela o en casa; en el deporte o desde las artes; en cualquiera de los ámbitos donde te desarrolles estando aquí o lejos de casa.
En conjunto, que todo lo anterior te distinga y motive, por ser un ciudadano orgulloso de tu origen, del esfuerzo incansable que diariamente realizas por construir un hogar propio y una mejor sociedad, ya sea desde alguna región del estado o representando a nuestro país con la bandera de sentirte: un hidalguense del mundo.