El pasado 1 de abril el Gobierno del Estado de Hidalgo y el gobernador Julio Menchaca pusieron en marcha el operativo de seguridad con motivo del receso de primavera, más conocido como vacaciones de Semana Santa.
Dicho período inició de forma temprana para los alumnos de educación media básica, ya que el jueves 30 de marzo fue su último día de clases. Los trabajadores de la educación asistieron el viernes 31 de marzo a la Quinta Sesión Ordinaria del Consejo Técnico Escolar.
Desde ese momento las carreteras que parten, principalmente de la capital del estado hacia los 83 municipios restantes de Hidalgo y estados circunvecinos, se vieron con un aumento en el flujo vehicular.
Se podría decir que el turismo en estas fechas se da en dos vertientes principales, el turismo religioso y el recreativo. En el primero, las familias se trasladan comúnmente a sus lugares de origen para convivir con sus familias y participar en los actos propios de la fecha, mayoritariamente dentro de la tradición católica.
En la otra vertiente, las personas prefieren aprovechar el receso para asistir a los muy variados centros vacacionales con los que cuenta el estado y el país. El mar y la playa; el bosque y la tranquilidad; la gastronomía y la aventura están presentes en estas fechas.
En ambos casos, las precauciones al viajar nunca están de más. La gente colabora con la revisión oportuna de sus vehículos a fin de no tener una experiencia desagradable en el trayecto. Existen otros factores que corresponden a otras instancias.
En el caso del portentoso trabajo que se está realizando con la ampliación de la autopista en el tramo de Cerro Colorado a Zacualtipán, es de admirar la velocidad con la que avanza la obra, gracias al redoblado esfuerzo que está poniendo el gobierno estatal y el federal.
Dicha obra se ve un poco empañada por la colocación de algunos descomunales topes entre el crucero que va a Tlahuelompa hasta la entrada a la cabecera municipal de Zacualtipán. Con la ampliación a cuatro carriles de la mencionada vía, aumenta la velocidad de los vehículos. De repente, te encuentras con un tope de aproximadamente 20 centímetros de alto, sin pintar y sin la adecuada señalización.
Ahí están, como mudos testigos, las marcas de los vehículos que han tenido el infortunio de pasar dichas “bardas”, sin oportunidad de frenar. Con el altísimo riesgo de volcar y, en el mejor de los casos, ver seriamente dañada la suspensión de sus vehículos.
Esperamos que los funcionarios responsables de la obra tomen nota y se revise la pertinencia de la colocación de dichos topes. No se encuentran en una zona urbana; su retiro servirá y protegerá a quienes por motivos personales o de negocios transiten por ese tramo.
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