En el 2017, la vida de Yolanda Becerra cambió para siempre tras un accidente, explotó la caldera de la alberca de su casa ubicada en Querétaro.
Despertó 10 días después, el dolor físico y emocional se volvió agudo y la recuperación continúa día a día.
«No sé si en algún momento se termine o sea para toda la vida, es una montaña rusa donde a veces hay que volver a trabajar y crees que ya estás bien pero hay detonantes, es un proceso largo, llevo cinco años y sigo trabajando en ello».
El año pasado fundó el Centro Mexicano de Reincorporación para Quemados (Cemerq), una asociación que abrió «a raíz de su experiencia personal con las quemaduras».
«Faltaba un paso más en todo el proceso de la rehabilitación del paciente, que es la reincorporación a la sociedad; hay personas que tienen las herramientas culturales, económicas y redes de apoyos necesarias para poder lograrlo pero hay muchos que no lo tienen», señaló a Síntesis
El centro comenzó acciones en cuanto a difusión y prevención, pero también recibieron ayuda de un grupo de dermatólogos, quienes dan terapia de láser para tratar las cicatrices y puedan mejorar el aspecto, textura y funcionalidad de la misma, detalló.
Hasta el momento se han beneficiado a cuatro personas y se planea hacer jornadas para alcanzar otros estados, pues la ayuda se brinda en la Ciudad de México.