El penúltimo jueves de octubre, Aída Padilla se enteró por una llamada telefónica que su libro «No se puede adivinar el futuro y otros cuentos” se había convertido en ganador del Premio Estatal “Ricardo Garibay Ortega”: Era la segunda vez que concursaba: “Estaba tan feliz y emocionada, no me lo creía hasta que ví las publicaciones oficiales”, señaló a Síntesis la joven autora.
Una mezcla entre historias “viejas, nuevas y modificadas” es lo que incluye el manuscrito que comenzó a forjarse desde hace diez años y que se centra en lo inesperado de lo real y fantástico.
Su libro reúne nueve cuentos: Retrato con mujer de espaldas, No se puede adivinar el futuro, El invitado, Cosas que pasan en mi trabajo, Karl, En las profundidades, Una llave, Encerrados y Cuentos siameses, este último el favorito de Padilla:
«Es un cuento que se puede leer de dos maneras distintas y que tiene dos finales diferentes: uno es fantástico y otro aborda una de mis obsesiones: la finitud; la imposibilidad que tenemos, como seres humanos, de saberlo todo y sentirlo todo desde las perspectivas posibles”.
El texto que da nombre al libro está dedicado especialmente a su papá y la historia transcurre entre la Huasteca Hidalguense y la Ciudad de México, entre la incógnita de saber qué es real y qué es un sueño.
Su amor por los libros nació por los cuentos que sus padres le acercaron en su niñez y su interés por la escritura comenzó alrededor de los doce años, “este premio ha sido como una especie de incentivo para salir un poco del closet y dedicarle más tiempo a la escritura” afirmó la joven flautista.
Hace poco, uno de sus escritos salió en el libro “La otra ciudad. Memorias vivas de Pachuca” donde pudo hablar del ex convento de San Francisco: “un historiador que trabaja en la Fototeca Nacional encuentra la manera de viajar al pasado a través de las fotos; realmente no sabe si está dejando el pasado, simplemente está entrando en las fotos o qué pasó con el mundo que conoce”.
Padilla buscará estudiar otra maestría con la ganancia obtenida por sus cuentos. Ella estudió flauta transversa y actualmente cursa una maestría de filosofía. Admira a Julio Romano, Alfonso Valencia y Diego Castillo, escritores hidalguenses de los que se ha inspirado para continuar en el mundo de las letras.
Aida Padilla: entre lo onírico y la realidad
La joven flautista ganó la publicación de su libro "No se puede adivinar el futuro y otros cuentos”