Por: Jorge Esqueda
Chelsea Manning, mujer transgénero antes de nombre Bradley, entregó alrededor de medio millón de documentos reservados por ser considerados de seguridad nacional a Julian Assange, quien los publicó en WikiLeaks, y merece tanta consideración y memoria como el australiano.
Entre los documentos entregados se encuentra un video de unos 38 minutos de duración grabado en 2007 desde un helicóptero militar Apache de Estados Unidos, cuando dispara contra civiles en Bagdad, la capital de Irak, con saldo de 12 muertos más dos niños heridos.
¿Qué hacia un helicóptero militar estadunidense disparando en una capital al otro lado de su país? Se trató de una acción de la invasión a Irak, acusada por Washington de apoyar al grupo islámico Al Qaeda, que el 11 de septiembre de 2001 había secuestrado aviones comerciales en cielo estadunidense y estrelló dos de ellos contra las torres del World Trade Center en Nueva York, tres símbolos del capitalismo y poderío estadunidense.
La respuesta fue la invasión a Afganistán y el derrocamiento del gobierno ejercido por el movimiento Talibán, de filiación islámica fundamentalista. En marzo de 2003 como una continuación, siguió la invasión a Irak, bajo el argumento de que poseían armas de destrucción masiva, con el resultado de que en escasas semanas Sadam Husein, el mandatario iraquí, fue derrocado y encontrado ignominiosamente oculto en un pozo.
A pesar de la brevedad con que se consumó la caída de Hussein, se desató la respuesta de fuerzas locales, en la superficie divididas entre las dos grandes corrientes del Islam, los chiitas y los sunitas. Estados Unidos trató de imponer un régimen a la occidental, como también lo intentaba en Afganistán, pero en ambos países fracasó y en 2011 las fuerzas estadunidenses abandonaron suelo iraquí en medio de una derrota apenas disimulada.
Lo anterior es el contexto amplio pero necesario para entender la importancia de la filtración de Manning. La población estadunidense después de la justificada ira por los atentados de 2001, valoró y comenzó a rechazar la muerte de sus jóvenes soldados en Afganistán e Irak en guerras que acabaron por mostrarse inútiles.
¿Por qué inútiles? En Afganistán los miembros del Talibán regresaron al poder y han vuelto a sus prácticas repudiadas por los valores occidentales, sobre todo las referidas a la democracia, al desarrollo de la mujer y a expresiones diferentes. Una vuelta a una especie de Edad Media.
Aunque la inestabilidad ha dejado atrás sus momentos más duros, Irak está lejos de haberse convertido en un país democrático.
Es cierto, la expresión más dura del extremismo islámico parece desaparecida, pero de ninguna manera se encuentra en esa situación. Tras duras batallas contra el Estado Islámico, no sucesor de Al Qaeda o el Talibán, pues la ecuación en el mundo islámico es más compleja, ese grupo opera a través de ramificaciones locales en África y Medio Oriente, sin olvidar que autoridades estadunidenses mantienen la guardia en la frontera con México por la supuesta penetración de militantes islámicos en su territorio, ni que más que Ucrania, es ese grupo el principal sospechoso real de recientes ataques en Rusia.
Y la posibilidad de incursiones suyas tras los ataques de Hamás contra Israel y la violenta respuesta israelí, sigue latente.
Sin Manning WikiLeaks carecería de la fama que tiene, porque no fue solo ese video que conmocionó al mundo, sino el conjunto de materiales que entregó.
Se trata de un sistema de tres elementos: quien filtra no solo porque tiene acceso a información, sino por motivos quizá personales, pero que rebasan y a veces entran en contradicción con su compromiso con la institución donde labora. El que publica, que se lleva todo el crédito, pero también repudio y en el caso de Assange, años de cárcel.
Y el tercer elemento es el poder político, que toma decisiones y realiza conductas más allá de sus atribuciones, en secreto o rodeada de publicidad que engaña.
En el caso de Irak, este país no guardaba armas de destrucción masiva, una gran mentira que la filtración de Manning contribuyó a revelar al sensibilizar a la sociedad de una guerra sin sentido y e ilegal de acuerdo al orden internacional, lo que ayudó sin duda a detener la acción irreflexiva y fuera de la ley de las autoridades.
Ese sistema, específicamente sus dos primeros componentes (quien filtra y quien publica), es parte indispensable de la democracia, porque desnuda la propaganda disfrazada de verdad y pone un obstáculo a que el poder político haga lo que quiera sin control.
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