Alfonso Padilla Vivanco

En diciembre de 2013 la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó al espacio interestelar la sonda espacial GAIA. Esta nave es en realidad un observatorio espacial en movimiento, ha tenido como objetivo crear un catálogo de estrellas, el más ambicioso que hasta la fecha se haya planeado. GAIA ha venido enviando datos a la Tierra, y se espera obtenga un mapa de alrededor del uno por ciento, de las cien mil a las cuatrocientos mil millones de estrellas que se estima existen en la Vía Láctea. GAIA tendrá combustible hasta el 2025 y se espera continué mandando datos hasta al menos finales del siguiente año. De acuerdo con las mediciones de esta nave-observatorio, se sugiere que un gran sistema estelar se pudo haber fusionado con nuestra galaxia, la Vía Láctea; hace aproximadamente unos diez mil millones de años. La primera publicación de los datos obtenidos por GAIA, en septiembre del año 2016, ofreció información astrométrica de alrededor de mil cien millones de estrellas. Una segunda información publicada en abril de 2018, incluye las posiciones celestes de casi mil 700 millones de estrellas adicionales. Teniendo hoy día más de tres mil millones de estrellas registradas en la Vía Láctea.

Durante las investigaciones de los astrónomos, es común que ellos quieran saber si una determinada estrella es producto de la fusión de un cúmulo de estelar, que previamente se había acumulado o si esta estrella era parte de una galaxia desde su primera etapa de formación. Hoy en día, no se ha podido ver la fusión de grandes galaxias. Sin embargo, hace unos 12 a 13 mil millones de años, cuando se formó la Vía Láctea, la probabilidad de que se fusionaran algunas galaxias era mucho mayor debido a que en ese entonces el universo era más pequeño y las galaxias habrían interactuado más fácilmente. No hay que olvidar que el universo ha estado en constante expansión y las distancias entre objetos estelares se ha venido incrementando.

En la estructura de la Vía Láctea,se ha calculado que el Sol está aproximadamente, a unos ocho kiloparsecs o a unos 26 mil años luz del centro galáctico. Un parsec es una unidad de distancia igual a 3.26 años luz. Por cierto que, el disco galáctico de nuestra galaxia, está compuesto por una componente delgada rodeada por una componente gruesa; ambas componentes contienen millones de objetos estelares. Además de ello, un halo en forma de esfera difusa compuesta de estrellas envuelve a todo el disco galáctico. También se han descubierto Exoplanetas en los brazos internos de la Vía Láctea, entre los cuales se pueden mencionar a los Kepler: Kepler-186f, Kepler-62f, Kepler-452b, Kepler-69c y Kepler-22b. Uno de ellos que fue descubierto en el año 2015, Kepler-452b, es el exoplaneta más parecido a la Tierra. Esto ha sido confirmado con datos registrados y analizados.

Para poder catalogar a las estrellas es necesario tener criterios de clasificación; los parámetros típicos son: temperatura de la estrella, composición química, luminosidad, espectro de colores y tamaño. También se puede considerar la etapa de vida en la que se encuentra una estrella, la cual puede ir de la etapa 1 a la 5. Cada una de estas etapas, está condicionada por el tamaño de su masa estelar. Adicionalmente, la temperatura es un importante parámetro para la clasificación de estrellas, de acuerdo con ello; puede catalogarse por letras a las estrellas dada su temperatura en grados centígrados, esto de la siguiente forma: O (mayor o igual a 25,000 grados); B (de 11,000 a 25,000 grados); A (7,500 a 11,000 grados); F (6,000 a 7,500 grados); G (5,000 a 6,000 grados); K (3,500 a 5,000 grados); y M (menor a 3,500 grados). La luminosidad de una estrella se asocia fuertemente a su brillo, esta relación la explica el diagrama de Hertzprung-Russell. La temperatura se asocia también al color aparente en el que la estrella se visualiza, por ejemplo: enana marrón (1,000 grados centígrados); enana roja (2,800 grados); estrella amarilla como nuestro Sol (5,500 grados centígrados); estrella blanca (10,000 grados); estrella azul-blanca (16,000 grados) y estrella azul (24,000 grados). Todas estas estrellas se encuentran en su tercera fase de vida.

De la segunda información enviada por GAIA a la Tierra, mencionada en el primer párrafo de esta publicación, los astrónomos seleccionaron alrededor de noventa y tres mil estrellas. Los científicos procedieron a trabajar con los datos y después de eliminar a aquellas asociadas con cúmulos globulares, galaxias satélite y estrellas binarias; debido a que los espectros electromagnéticos de éstas no pueden separarse entre sí. Se verificó que todas las estrellas seleccionadas son de un tipo conocido como estrellas variables RR Lyrae y éstas están situadas a treinta kiloparsecs de nuestro centro galáctico. Los astrónomos han concluído que estas estrellas son un perfecto rastreador de las poblaciones estelares originales. No tienen contaminación del disco y pueden encontrarse a muchas distancias diferentes del centro. Por lo que la evolución estelar de nuestra galaxia podría ser explicada justo estudiando este tipo de estrellas.

Apreciable lectora y lector, te invito a que veas los videos siguientes, para saber más sobre la sonda-observatorio GAIA.

Universidad Politécnica de Tulancingo. alfonso.padilla@upt.edu.mx