Por: Alejandro Moreno
El Consejo Político Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se prepara para una decisión crucial: la elección de su próxima dirigencia nacional. Este proceso interno ocurre en un momento de particular gravedad para México, donde la sombra del autoritarismo parece cernirse sobre el país. El panorama político actual se caracteriza por una cerrazón cada vez mayor y reformas constitucionales impulsadas sin el consenso amplio que debiera caracterizar a una democracia sana.
En este contexto, la elección de la nueva dirigencia tricolor adquiere una relevancia significativa. El partido, que históricamente ha sido uno de los pilares del sistema político mexicano, enfrenta el reto de redefinirse y posicionarse ante las amenazas que padece la nación. El desafío es claro: la próxima dirigencia no solo deberá revitalizar al partido histórico de México, sino que también tendrá que articular una estrategia efectiva para contrarrestar tendencias autoritarias y defender la institucionalidad democrática.
Son tiempos de definiciones y el PRI debe tener muy clara la postura en defensa de la democracia y del Poder Judicial.
El PRI, con su vasta experiencia en la política nacional, se encuentra en una posición única para influir en la dirección que tome el país en los próximos años. La nueva dirigencia tendrá la tarea de construir alianzas, tanto dentro como fuera del partido, que fortalezcan la oposición y ofrezcan una alternativa viable a las políticas que, desde el poder, están poniendo en riesgo el estado de derecho y los derechos ciudadanos.
Además, el PRI deberá enfrentar una realidad donde la polarización política es cada vez más aguda. La dirigencia que emerja de este Consejo Político Nacional deberá tener la capacidad de dialogar y construir consensos, uniendo a un país fragmentado y llevando a cabo una oposición crítica pero constructiva.
Hay que atreverse a pensar en una nueva y mejor etapa para el partido, en la que se busque agilizar decisiones, flexibilizar procedimientos e impulsar acuerdos que nos permitan adaptar a las circunstancias siempre cambiantes, así como a las nuevas tendencias organizacionales, tecnológicas y digitales que adopta la sociedad.
La elección de la nueva dirigencia del PRI será, sin duda, un indicador de hacia dónde se dirige este histórico partido y de cómo pretende enfrentar los desafíos que se avecinan. El futuro de la nación podría depender, en parte, de la capacidad del PRI para adaptarse a las circunstancias actuales y jugar un rol activo en la defensa de la democracia en México.
*Candidato a la Presidencia Nacional del PRI.