Tus derechos
Se trata de un derecho vivir libre de violencia y discriminación; es un principio fundamental de los derechos humanos que garantiza la dignidad, seguridad y libertad de todas las personas, especialmente de las mujeres y niñas. A lo largo de la historia, las mujeres han padecido estos fenómenos que limitan su desarrollo y participación plena en la sociedad.
La violencia de género, en todas sus formas (física, psicológica, sexual, económica, patrimonial, por mencionar algunas), no solo afecta a las mujeres individualmente, sino que también perpetúa una estructura de desigualdad que daña profundamente el tejido social.
De acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, es responsabilidad del Estado y la sociedad trabajar en conjunto para erradicar dicho flagelo. No basta con sancionar a las personas agresoras; es fundamental promover una cultura de respeto y equidad desde la educación en edades tempranas, garantizando que las nuevas generaciones crezcan en un entorno libre de prejuicios, sexismo y discriminaciones.
Asimismo, la discriminación hacia las mujeres no se limita a la violencia física. La exclusión de las mujeres en el ámbito laboral, político y educativo también representa una forma de violencia estructural que perpetúa la desigualdad de oportunidades. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2015), «la igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino una base necesaria para lograr un mundo pacífico, próspero y sostenible». Garantizar el derecho a una vida libre de violencia y discriminación es, por tanto, una condición esencial para el desarrollo equitativo de las sociedades.
Por otro lado, su grado más extremo es el feminicidio, que es definido por ONU Mujeres como la manifestación más brutal y extrema de la violencia contra las mujeres y las niñas. Se trata de un tipo de homicidio intencional que encuentra su motivación en razón del género y que puede desencadenarse por los estereotipos, por la discriminación que padecen las mujeres y las niñas, por desequilibrios en las relaciones de poder entre mujeres y hombres, o bien por la existencia de normas sociales perjudiciales y la cultura machista (ONU, 2022).
La desigualdad de género alimenta la cultura patriarcal; el machismo alimenta la percepción de una falsa inferioridad de las mujeres, normalizando su violencia y, en casos extremos, su asesinato. Según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), más del 90% de los casos de feminicidio en México quedan impunes (OCNF, 2023). Nuestro país cuenta con uno de los más altos índices de feminicidio en el mundo. Según datos del INEGI, en 2022 se registraron más de 1,000 casos de feminicidio, una cifra que refleja solo la punta del iceberg, ya que muchas muertes violentas de mujeres no se clasifican correctamente.
Es necesario romper la narrativa que culpa a las víctimas por su propia muerte, argumentando que «se expusieron» al salir de noche o al usar cierta ropa, no solo es dañina, sino que perpetúa la cultura de la violencia. Es fundamental cambiar el paradigma y reconocer que el culpable siempre es la persona agresora, claro está que existen varios niveles que complican su atención y prevención: psicológico, psicosocial, y sociopolítico.
En lo individual, tomar conciencia del respeto a la dignidad y los derechos de todas las personas; en lo familiar, educar con amor, respeto y en equidad; en lo colectivo no solo implican cambios en la cultura y dejar de normalizar la violencia que sufren muchas mujeres; además, se deben incluir medidas materiales y operativas desde los diferentes niveles de gobierno como urbanismo que promueva la seguridad en las calles, políticas de promoción de la salud mental, capacitación al personal de seguridad pública y de impartición de justicia.
Desde la CDHEH nos unimos a cada una de las familias víctimas de feminicidio para exigir justicia. En la CDHEH #SíTeCreemos.
Referencias
ONU Mujeres (ONU, 2022) / Datos clave que debe saber sobre el femicidio