Por Aidée Cervantes Chapa
Las mujeres mexicanas estamos de fiesta, nos enorgulleció recibir la noticia de que Natalia Lafourcade, hace algunos días obtuvo su decimoctavo Grammy Latino en la 25° edición de los premios celebrados en el Kaseya Center de Miami. Con ello, esta exitosa cantautora mexicana, es la artista latina que suma más estatuillas recibidas.
Natalia heredó el talento de su padre y de su madre: reconocidos músicos mexicanos quienes le fomentaron el gusto por las artes desde temprana edad; con tan sólo 16 años grabó su primer álbum y a la fecha es la cantautora mexicana más premiada a nivel internacional.
Aunque nació en la Ciudad de México, su infancia y gran parte de su adolescencia las vivió en Cuaotepec, Veracruz; como una muestra de cariño, grabó el álbum titulado “El camino en Veracruz”, que le mereció el reconocimiento como la Embajadora de la música por la paz, otorgado por la XIX Cumbre de Premios Nobel por la Paz.
Esta joven mexicana, a lo largo de su trayectoria artística, no solo se ha destacado como una exponente del pop en español, sino que también ha establecido un fuerte lazo con la cultura mexicana, su música refleja la identidad y la conexión con nuestras raíces; asimismo las letras de algunas de sus canciones como: Azul y Mi lugar favorito, reflejan la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Sin duda alguna, el éxito alcanzado por Natalia, nos enorgullece y deja una gran enseñanza: la trascendencia de la existencia, se manifiesta en la calidad de nuestras obras, que pueden ser un digno ejemplo de perseverancia y perfección.