A sus 62 años de edad, Alejandro Gómez Hernández lleva ya casi 40 años siendo un donador altruista en Pachuca, quien afirma gozar de excelente salud y en todos estos años, calcula que ha podido realizar 100 donaciones de sangre, por lo cual exhorta a los hidalguenses a convertirse en héroes, ayudando a donar sangre para salvar vidas.

Gómez refiere que en Pachuca, hasta donde tiene conocimiento, existen entre 100 y 120 donadores altruistas, “debe de haber más pero realmente no alcanza”.

Y es que la sangre se requiere bastante, sobre todo en periodos vacacionales y en la temporada decembrina.

En la inauguración del Centro Estatal de Transfusión Sanguínea, Gómez Hernández compartió ante los presentes la historia de cómo inicio por casualidad su historia como donador de sangre.

Siendo maestro de profesión, recordó que por el año 1976-1977, cuando contaba unos 22 o 23 años, acudió a ver a un amigo que estaba hospitalizado en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social de Pachuca, cuando se dio cuenta que una persona estaba muy preocupada buscando a alguien que le pudiera donar sangre.

Al notar su desesperación, don Alejandro se acercó para  ver que le pasaba a esta persona, quien le compartió que necesitaba donadores de sangre porque iban a operar a su pequeña hija.

Yo me ofrecí, me hicieron la prueba de sangre para ver si estaba en posibilidades de darla y me dijeron que sí, de ahí surge el por qué me hago yo donador altruista”.

Ya jubilado, el profesor Gómez comparte que nunca pensó hacerse donador altruista, pero gracias a la educación de sus padres, recordó que ellos le inculcaron valores, pues le decían que sí puede ayudar a alguien, le ayudara, o si se puede deshacer de un peso, deshacerse del peso, porque mañana tendría más.

Al final así es como comienza mi trajinar en este ambiente, en este aspecto”, dice don Alejandro, quien ya lleva 40 años como donador de sangre.

Reconoció que las satisfacciones son muchas, sobretodo la satisfacción de que tiene comunicación con Almita, que es ni más ni menos la pequeña que hace 40 años pudo ayudar al donar sangre.

Emocionado, rememora ese episodio, pues tras haber ayudado a esa persona que necesitaba sangre, luego de unas semanas, en la oficina donde trabajaba lo fue a buscar una niña. La visita lo sorprendió, porque no conocía a la pequeñita, quien a sus 6 años, al verlo, le preguntó si se trataba del señor Alejandro, misma que le dijo, “yo sé quién es usted, y usted también, pero no me conoce, ¿me deja darle un abrazo?”.

La niña que le dio un abrazo y le dio un beso, era la misma que pudo ayudar donándole su sangre.

La familia en agradecimiento lo invitó a comer esa tarde, y la pequeña Alma luego lo invitaría a su graduación de primaria, luego a su recepción de preparatoria, profesional y también cuando llegó al altar, cuando se casó con una persona de nacionalidad japonesa.

Ahora ellos están en Japón, su esposo es un japonés, y ellos están en Japón, tiene dos hijos en la actualidad, ella es abogada, él trabaja para una institución de investigación, pero ahí anda”.

Reconoce que uno no sabe qué va a pasar, pero se mostró feliz de haber podido ayudar, aunque acepta que no le gustaría estar en esos zapatos porque luego se sufre, “por eso los invito a que se hagan súper héroes, pero súper héroes donando sangre, donando amor y donando vida, que nada nos cuesta”.

Hasta la fecha, no ha perdido la relación con la niña que ahora es madre de dos niños, quien al presentarlo ante ellos, les refirió que también podrían considerarlo como un abuelo, esto cuando vino a México y pudieron conocerse.

Yo viví esa historia porque de alguna manera supe para quien era, pero normalmente nosotros no conocemos a quienes donamos, yo he dado sangre a personas que luego me piden donar sangre, algunos te la quieren comprar pero yo nunca he recibido un peso porque no es mi idea que me den un peso por la ayuda que yo les vaya a dar”.

No obstante, tras 40 años como donante, y con 62 años de vida, el profesor Gómez, quien ya es jubilado, también está pensando en la necesidad de jubilarse como donador altruista, pero comparte la preocupación de que haya más personas que puedan convertirse en donantes, para salvar vidas.

Es una satisfacción, pero fíjese que tiene como mes y medio, que fue mi última donación que hice, y le decía a una de las enfermeras que ya lo conoce, ‘hoy me voy, me voy contento y me voy feliz’, porque hice algo hoy, que a otra gente le va a ayudar y los va a hacer felices”.

Alejandro Gómez Hernández calcula que en 40 años ha realizado más de 100 donaciones, entre 3 al año en promedio, “y veme aquí, a la edad que tengo creo que estoy dentro de todo de salud muy bien, realmente no he presentado problemas de salud ni espero tenerlos”.

Consideró que esto que le paso con Almita, es parte de su historia como ser humano, “son historias que tu no compras en una librería o en otro lado, estas historias realmente no tienen precio, son historias que forjan al ser humano”.

Gómez dijo que se cuida, aunque como cualquier ser humano tiene errores y aciertos, pero en lo referente a la donación, refiere que se cuida con alimentación normal, por lo que al donar se prepara evitando ciertos alimentos, se cuida, no fuma, no toma, “de alguna manera te preparas, entonces como que uno se hace así, y cuando no lo hago en mi fuero interno me digo, ‘no estás bien ahí’… y ya lo hago”.

Yo no espero ningún agradecimiento ni ningún pago por esto, yo realmente lo que espero es que tengan salud y que esa salud les ayude como persona, y que de un núcleo familiar, estén bien”, y agrega, “ojalá no sean pacientes y sean donadores voluntarios”.