Al afirmar que la pérdida y el desperdicio de alimentos sucede en los primeros eslabones de la cadena productiva, es decir, de la precosecha hasta la distribución, el subsecretario de Fomento y Normatividad ambiental de la Semarnat, Cuauhtémoc Ochoa Fernández, propone analizar y reorientar la política alimentaria de la nación.
Manifestó que las causas de la pérdida y el desperdicio de alimentos en los países de ingresos bajos, como es el caso de México, están principalmente relacionadas con las limitaciones económicas, técnicas y de gestión de las técnicas de aprovechamiento, las instalaciones para el almacenamiento y la refrigeración en condiciones climáticas difíciles, la infraestructura, el envasado y los sistemas de comercialización.
“En cuestión de costos, las pérdidas y el desperdicio de alimentos ascienden a aproximadamente 680 mil millones de dólares en los países industrializados y a 310 mil millones de dólares en los países en desarrollo, pero en el caso de México, de manera similar a lo que ocurre en América Latina, el Caribe y otras economías en transición o desarrollo, alrededor del 72 por ciento de la pérdida y el desperdicio de alimentos sucede en los primeros eslabones de la cadena productiva”.
Expresó lo anterior, durante una exposición ante la jefa de la Unidad de Proyectos Especiales de la Presidencia de la República, Paulina Terrazas Valdés, del coordinador de Operaciones Sectoriales de Desarrollo Sostenible; del Banco Mundial, Gregor V. Wolf, y del Presidente Nacional de Bancos de Alimentos de México Federico González Celaya, el funcionario federal hidalguense, destacó que ante los reportes de desperdicio de alimentos, es necesario actuar en consecuencia contra el desperdicio.
“En distintos foros nacionales y mundiales se habla de producir cada vez más alimentos para una población mundial creciente, al mismo tiempo, en que la FAO reporta que en el mundo se pierde o se desperdicia la tercera parte de los alimentos que se producen, lo que equivale a aproximadamente mil 300 millones de toneladas al año, lo cual sería suficiente para alimentar a dos mil millones de personas”, señaló.
De igual manera Ochoa Fernández, manifestó que otros de los factores que hace necesaria la reorientación de la política alimentaria, está en el impacto ambiental y social debido a que el agua se utiliza para producir alimentos que acaban desperdiciándose, el suelo y los agroquímicos que se usan de manera inapropiada para producir alimentos que se quedan en el campo y se echan a perder por no contar con transporte que los mantenga en refrigeración, además de que las emisiones que se generan como resultado del transporte y la producción de alimentos, así como de la descomposición de los residuos orgánicos alimenticios.