Acabo de terminar los talleres que una vez al año doy para el Instituto Hidalguense de las Mujeres, en esta ocasión el tema fue el Lenguaje Incluyente hacia una Comunicación no Sexista.

Como siempre la experiencia fue maravillosa, digo que con éstas capacitaciones, la primera beneficiada soy yo, porque puedo apreciar cómo va cambiando año con año, la visión tanto de mujeres y hombres, respecto a los diferentes tópicos que impulsa ésta institución.

A decir verdad, lo que más me sorprendió fue la reacción que tuvieron los hombres participantes, entendieron que hablar del Sistema Hegemónico Patriarcal, no es hablar contra los hombres, somos víctimas de él, ellos y nosotras, porque al obligarnos a cuadrar en el ínfimo cuadrito del género, nos limita como simple humanidad.

Hace años di una capacitación sencilla, sólo que se entendiera qué es el género, la equidad de género y la igualdad a personal del ICATHI, ¡uf!, bueno hasta insultada salí por parte de algunos de los participantes, claro que fueron a decir otra cosa a la persona que me contrató, esa es precisamente una de las estrategias de los agresores machistas, negar y mentir, el chiste es salir impunes.

Un mundo de diferencia ahora con los hombres que trabajé, al final elaboraron un producto de comunicación  con lenguaje incluyente y evitaron la comunicación sexista, ¡salieron unas verdaderas joyas!, bueno, es más, me llevé las grabaciones a La Habana, Cuba al Encuentro de Masculinidades de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades que encabeza mi queridísimo amigo Julio César González Pagés.

Y es que hablar con un lenguaje incluyente y evitar el sexismo, requiere de mucha constancia y estarse observando muy bien, porque tenemos tan normalizado el genérico masculino que invisibiliza a las mujeres, que no nos damos cuenta y sobre todo en el lenguaje gráfico es literal el paso del jabonero.

Se requiere de mucha voluntad para cambiar y entender que nos manejamos con un cerebro binario, esto quiere decir que cuando afirmamos algo, inferimos en automático lo opuesto.

Ejemplo, llegó a mis manos un librito para colorear, es decir dirigido a niñas y niños, que sobre valores elaboró la COPARMEX Hidalgo, cuando habla de “obediencia” la representa con una caricatura de un padre, porque es un hombre con corbata (estereotipo de género, es decir los padres trabajadores que no usan corbata, ¿no son padres o no son trabajadores?), y una niña tomada de su mano, es niña porque tiene coletas (estereotipo de género, ¿las niñas que no usan coletas o tienen el pelo corto, no son niñas?).

Cuando al hablar de obediencia sólo dibujan a un hombre con una niña, están afirmando que las mujeres desde niñas, deben obedecer a los hombres, se infiere entonces que los niños no han de obedecer a nadie.

La antropóloga argentina Rita Segato, quien durante muchos años entrevistó a violadores y asesinos en las cárceles de Brasil, hizo notar éste común denominador en los entrevistados, ninguno de ellos sentía la obligación de obedecer leyes y normas.

Como verán la COPARMEX Hidalgo, por no consultar a especialistas en género y comunicación,  terminó haciendo un librito en favor de los contra valores.

 

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