En inicio de año es habitual en amigos, compañeros de trabajo y entre la parentela la pregunta ¿dónde pasaste las vacaciones? O ¿qué tal te fue de vacaciones?  La interrogante es una forma de entablar comunicación entre los coparticipes en labores productivas, administrativas y de la vida cotidiana. Es entonces, cuando en amenos diálogos se vuelve revivir la grata experiencia vivida en otros lugares, al narrar lo disfrutado y a veces tolerado en esos días de asueto. El intercambio de pareceres permite enriquecer el bagaje cultural que existe en otras latitudes, pero desconocidas en el entorno social, cultural e histórico entre los oyentes o lectores de cuando libro se trata.

Los viajes realizados por seres de espíritu aventurero despiertan la imaginación, sirven de acicate para otros lectores sepan de todo lo que acontece en el biósfera natural, entorno social y actividad económica de los moradores del lugar observado, desde luego; la observación es en forma acuciosa y profunda. Algunos lectores de libros niegan la veracidad de los hechos por no haber coincidencia con la experiencia de ellos, al no haber concomitancia con la realidad visualizada por ella o él se niega. La carencia de elementos del lector obliga a la duda y a veces atribuye falsedad de las experiencias del narrador.

Entre la gama de exploradores que describieron partes del mundo fue Marco Polo, personaje histórico por haber dictado sus vivencias a un convicto por corto tiempo al igual que él, el escribano se llamó Rustichello da Pisa. Marco Polo de oficio comerciante actividad desempeñada por herencia de su progenitor y de un tío. El joven Marco Polo realiza su viaje desde Venecia Italia hasta China vía terrestre, dicho desafío es caminando por tierras inhóspitas, adornado por montañas, ríos y el interminable desierto de Asia Central.

La travesía la realizó en tres años, tiempo suficiente para aprender costumbres, tradiciones, gastronomía, cultos y algunas lenguas originarias de las regiones por donde transitó. Además, supo de nombre de la flora y de la fauna. Esa riqueza está plasmada en el libro llevo el título con el “Descripción del mundo”, más tarde “El millón: libro de las maravillas del mundo” o “Los viajes de Marco Polo”. Es relato veinticuatro años de travesías y descubrimientos por territorios muy alejados de su Venecia natal, entre 1271 y 1295.

En dicha obra clásica de la literatura de viajeros, comenta algunos pasajes de su relación con el emperador Kublai Kan, descendiente de uno de los grandes guerreros y conquistadores destacados por la historia llamado Gengis Kan. Marco Polo fue concejero del Gran Kan o Kublai Kan y especie de embajador entre este Rey y el máximo representante del Vaticano. A través de la intermediación del veneciano se enviaron menajes, presentes e intercambio de promotores de las religiones profesado por cada uno de los dos reinados.

El contacto con varios de los grupos originarios que habitan en la China, aprende su lengua, sus costumbres, de algunas de las etnias, entre estos los tártaros en la aplicación de la justicia y el desempeño de los jueces, entre las medidas para evitar robos: “si alguien ha hurtado una cosa de poco valor y precio, por la que no merece la muerte, es azotado con una vara siete veces, XVII, o XXVII  XXXVII, o XLVII, pues a la magnitud del delito corresponde el número de azotes, que llegan hasta cien, añadiendo siempre diez: no obstante, hay quien perece de la zura. Sí alguien roba un caballo u otra cosa por la que merezca la pena capital, es desbarrigado afilo de la espada y muere”.

En la provincia de Caindu: “cuando un viajero pasa por sus tierras y se hospeda en la morada de uno de ellos, al punto el dueño de la casa convoca a su esposa, hijas  y las demás mujeres que tiene en el hogar y le manda en todo lo que el huésped y sus acompañantes; tras de dar estas órdenes se va y deja al extranjero y sus séquitos como el señor de la misma y no se atreve a regresar mientras aquel quiera permanecer en ella. A su vez el extranjero cuelga su sombrero u otra señal en la puerta de la mansión; cuándo el dueño de la casa decide retornar, pensando quizá aquel haya partido, si ve la señal en la puerta retrocede de inmediato, por lo que el forastero pueda quedarse dos o tres días”.

Esta costumbre no era ofensiva para ellos, al contrario: “ya que obran así en honor a sus dioses y creen que el buen trato que dispensan a los viandantes merece que les otorguen abundancia en frutos terrenales”.

Estos relatos y otros, al parecer rayan en la fantasía, producto de la invención de uno de los escritores más sobresalientes de la poesía en prosa, traductor, embajador, mercader y explorador. Para algunos sus narraciones fueron tomada por inverosímil, al grado de que en su lecho antes de morir uno de sus familiares pidió respuesta a la interrogante que no solo le aquejaba a él, sino a cada uno de sus lectores, ¿si lo que había escrito fue extraído de la realidad? y el contesto: “No conté ni la mitad de lo que vi”. Marco Polo falleció el 8 de enero de 1324 a los setenta años.