El 14 de Marzo del 2018, a la edad de 76 años falleció Stephen Hawking. Un diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica, también conocida como enfermedad de Lou Gehrig, que le fue detectada a los 21 años, tenía un promedio de supervivencia de 5 años. Según las estadísticas Hawking debía fallecer alrededor de los 26 años. Vivió 50 años más.
La enfermedad puso a Stephen Hawking en una silla de ruedas, con enormes dificultades para realizar lo que el común de los seres humanos hacemos sin problemas, como comer y comunicarnos. Encerrado en un cuerpo que no le respondía, tuvo una incesante actividad: fue durante treinta años profesor de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, y un investigador incansable. Sus trabajos sobre los agujeros negros y gravedad cuántica permiten calificarlo como un científico brillante. También fue un magnífico divulgador de la ciencia. Con sus obras hizo que muchas personas pudieran disfrutar de sus logros. Tuvo el valor de imaginar y la generosidad de abrirnos las puertas de su mundo.
Su posición en pro de la divulgación de la ciencia iba de la mano de su visión de futuros problemas que podrían llevar a la desaparición de la especie humana. Es necesario asegurarse de que los futuros desarrollos en ciencia y tecnología «van en la dirección correcta”, dijo. Una opinión pública con conocimientos de ciencia y tecnología es decisiva para no cometer más equivocaciones.
Una de sus advertencias fue sobre el desarrollo de la inteligencia artificial y cómo los autómatas podrían llegar a controlar a los humanos. En Enero del 2015 Stephen Hawking, Elon Musk (cofundador de Apple), y una gran cantidad de expertos en inteligencia artificial, firmaron una carta abierta donde se hacía un llamamiento a investigar sobre los efectos de la inteligencia artificial en la sociedad. En la carta se afirma que la inteligencia puede traer muchos beneficios para la sociedad, pero se llama a no crear algo que no se pueda controlar.
En Julio del mismo año otra carta abierta también firmada por Hawking y Musk entre otros, advertía del peligro que representaban los robots autónomos, capaces de detectar un enemigo y tomar autónomamente la decisión de eliminarlo. Este tema ha sido tratado en varias oportunidades en esta columna: “Robots asesinos” (10/10/2013), “Robots para todo” (11/01/2018). Junto con otros, Stephen Hawking, una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo, advirtió sobre el peligro que puede presentarse en el desarrollo de la inteligencia artificial. No parece que políticos y militares vayan a seguir su consejo y actuar con prudencia. Una opinión pública manipulada e ignorante de la ciencia posibilita que un puñado de personas decida el destino de la humanidad. No es eso lo que quería Stephen Hawking.