Es una pena y una vergüenza que el tema de la seguridad, el combate al crimen organizado, al huachicol y el bienestar de los poblanos se haya politizado en Puebla.
Y peor aún, que sea la bandera de guerra de algunos polítiquillos que lo único que buscan es llevar agua a su molino y sacar raja político-electoral con miras al 2018.
Porque quien no lo quiera ver así sólo se hace tonto.
Es evidente que “la oposición”, esa que estuvo escondida y agachada los últimos seis años en Puebla, se colgó de un tema sensible para asustar con el petate del muerto a la gente.
Para pretender salir de su agujero triunfantes.
Y, desde luego, queda claro, también, que el gobierno municipal se equivocó en su estrategia para concretar y consumar un crédito millonario para el tema de seguridad.
Sin duda habrá que corregir el camino y enmendar los planes a futuro porque la madre de todas las batallas se acerca.
Habrá que se ser mucho más cuidadoso, detallista, sigiloso y sensible para evitar más pifias que afecten los planes.
Empero, resulta una verdadera ridiculez que ahora todo mundo quiera hablar y exponer su opinión sobre el tema de seguridad, justicia y dineros.
Todo mundo se subió al tren del mame y de las falsas preocupaciones, con respecto al crédito de 800 millones de pesos que el gobierno del presidente municipal de Puebla, Luis Banck Serrato, intentó lograr.
Y es muy fácil demostrarlo.
Eso sí, antes, habrá que decir que aquellos que criticaron y fustigaron no han hecho nada, o han hecho muy poco, para ayudar a Puebla capital.
Y ya ni se diga para apoyar al gobierno en su combate contra la delincuencia, la inseguridad y la pobreza.
En los últimos días, los partidos políticos y sus actores sólo se enfrascaron en disputarse “la verdad absoluta” sobre el tema.
Los panistas, los priistas y morenovallistas fueron los primeros.
Es una pena que los ciudadanos sigamos pagando los platos rotos de esas estériles guerras.
¡Pero que asquerosidad es esto, eh!
A esos flamantes “opositores”, quienes presumen estar preocupados por Puebla, les viene bien aquel dicho popular de “candil de la calle y oscuridad de su casa”.
Porque los únicos paganos, jodidos o afectados en la guerra de la mentada línea de crédito fuimos los poblanos.
Ahora habrá los suficientes argumentos para justificar la nula o poca respuesta de las autoridades ante el fenómeno de la inseguridad y de la pobreza.
¿Y entonces qué?
¿Vendrán los priistas, perredistas y toda aquella oposición a resolvernos el problema?
Yo lo dudo.
¿Qué pesará más, la responsabilidad de no defender a los ciudadanos con más patrullas, herramientas y personal para combatir la delincuencia que todo mundo sufre en Puebla por no tener dinero, o el haber evitado un endeudamiento que sería invertido precisamente para lograrlo?
Le invito, amigo lector, a preguntárselo.
Yo, francamente, no entiendo a los políticos.
Mucho menos a la oposición priista en Puebla.
Esa que todo le aprobó al ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas y que ahora risiblemente a todo se niega.
¿Será por qué les conviene?
¿O por qué están muuuyy preocupados por Puebla?
Insisto, el gobierno de Luis Banck debió haber sido más cuidadoso en las formas para poder lograr el tan polémico crédito.
Y los borregos morenovallistas deberían evitar vitorear todo a lo tonto, mejor ayuden a pensar planes y estrategias de gobierno.
Lo que no entiendo es cómo los priistas reclaman por una línea de crédito que va a endeudar al estado cuando en el ámbito nacional las cosas están peor que en Puebla.
De acuerdo a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la deuda del gobierno mexicano -al inicio del año- suma 7 billones 193 mil 8.9 millones de pesos.
Es decir que el monto de la deuda suma 35.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), con base en Informes sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública.
Así que la deuda del Gobierno Federal se concentra en los pasivos en un 75 por ciento del saldo.
La deuda externa neta del gobierno mexicano, por otra parte, asciende a 86 mil 666 millones de dólares, lo cual equivale a 8.9 por ciento del PIB.
Con respecto a la deuda neta del Sector Público Federal, donde se incluye la deuda neta del Gobierno Federal, la de las empresas productivas del Estado y la de la banca de desarrollo, sumó al cierre de 2016, nueve billones 693 mil 217.5 millones de pesos, es decir 47.9 por ciento del PIB.
La deuda interna neta del Sector Público Federal se calcula en seis billones 9 mil 403.1 millones de pesos, lo cual equivale al 29.7 por ciento del PIB, mientras la deuda externa neta del mismo, suma 177 mil 692.5 millones de dólares y corresponde al 18.2 por ciento del PIB.
¿Qué tal?
Y en Puebla se espantan por una línea de crédito de 800 millones de pesos.
Dijera el clásico: “no mamar”
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