Atlixco. Poco a poco esta ciudad vuelve a la normalidad, ya van casi siete meses desde el sismo del 19 de septiembre, pero pese a la burocracia del Instituto Nacional de Antropología e Historia, la desorganización de los mismos dueños de las propiedades dañadas, este pueblo mágico se está poniendo de pie.

Los trabajos en las casonas del centro de la ciudad ya son notables, tanto en su interior como en el exterior, las iglesias de la misma zona están siendo reparadas con un buen ritmo de trabajo, en algunos casos dándole prioridad al interior como el caso del Templo de la Merced y en otros como la parroquia de Santa María de la Natividad, restaurando lo que es posible de la fachada, ya que es una de las caras del zócalo de Atlixco.

Indiscutiblemente las dos temporadas vacacionales que han trascurrido tras el terremoto más que dejarle llenos los bolsillos a los prestadores de servicio les dejó llena el alma de la certeza de poder salir adelante.

Villa Iluminada y Semana Santa han sido la muestra de que los turistas siguen y seguirán visitando Atlixco aún pese a sus ruinas.

“Definitivamente creímos que esto iba a ser más difícil, en octubre a principios de noviembre, con el cierre de las calles, todo con polines, el centro histórico sin gente, no teníamos la esperanza de sobrevivir el año fiscal, muchos compañeros se fueron del centro porque bajaron sus ventas, otros porque el lugar donde estaban resultó gravemente dañado, pero los que nos quedamos veíamos pasar día tras día a veces hasta que sin las moscas entraran en medio de polvo y maquinaria de demolición”, comento Mike de uno los restaurantes tradicionales en los portales.

Reconoció que la reactivación se dio cuando las autoridades municipales se arriesgaron abrir las calles al flujo vehicular y peatonal, el primer gran respiro de esperanza fueron las fiestas de muertos, con el desfiles de calaveras, después llego Villa Iluminada en donde Atlixco se quedó corto para recibir a tanto visitante y ahora con Semana Santa, mejoró.

Es preciso señalar que por todo el centro histórico se ven trabajos de rehabilitación, rescatando del olvido, más que del sismo, muchas casonas e iglesias que a falta de mantenimiento a lo largo del tiempo fueron severamente dañadas por el movimiento telúrico, tal es el caso dela que alberga la tradicional tienda de abarrotes “La lluvia de oro”, de la familia Martínez.

Este negocio ubicado en la esquina de la tres poniente y cinco sur en el centro de la ciudad en las últimas décadas se había vuelto sombrío, oscuro, con anaqueles apolillados ciertamente antiguos, pero apolillados hoy y tras este movimiento que cimbro las bases de la doblemente ciudad heroica de Atlixco está recibiendo la restauración que se merece, sus techos han sido reconstruidos, su fachada resanada y pintada y  tienda “la Lluvia de oro” estrenara estantería, mostrador y volverá en poco tiempo a abrir sus puertas con los precios bajos que siempre acostumbro a su clientela.

Otro caso de que el sismo fue lo mejor que le pudo pasar, es el inmueble ubicado sobre avenida Independencia donde por decenas de años en la planta baja ha funcionada la mueblería de mayor tradición en Atlixco, con el número 2 de la calle independencia esta casa de fachada blanca, está recibiendo el rescate que se merece, desde las ocho de la mañana llegan los trabajadores de la construcción para rescatar el inmueble.

Y ni qué decir del palacio municipal de Atlixco, que a siete meses del sismo ya luce lo que será la estructura de donde cuelga la campana que cada 15 de septiembre el presidente en turno hace sonar al grito de ¡viva México!, mientras en el interior todos los muros son enmallados para posteriormente ser revocados y resistir cualquier otro sismo de grandes magnitudes.

 

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