Ofrendas dedicadas a los olvidados y abandonados, a las mujeres víctimas de feminicidios, a la comunidad Lgbttti, así como al “muerto” río Atoyac por la contaminación, y a las mascotas, son las principales que destacan en exhibiciones en Puebla.
La flor de cempasúchil, incienso, veladoras, luces, comida, bebidas e imágenes recordando a algunas personas, sobresalen entre las piezas colocadas en los rituales a la muerte.
El culto a la muerte es parte de las tradiciones que se desarrollan en México, y en Puebla se colocan diversas ofrendas principalmente en Casa de Cultura y el Palacio Municipal.
En el primer inmueble, ubicado en el Centro Histórico, los visitantes pueden apreciar alfombras dedicas a los olvidados y abandonados donde en una lápida se puede leer la insignia:
“Todos merecemos ser recordados, todos merecemos un lugar dónde volver, todos merecemos al menos un altar para volver y descansar”.
Metros más adelante de la misma, se encuentra un altar a los contaminantes del río Atoyac quienes están matando cada día más al afluente.
Además, también hay una dedicada a la comunidad Lgbttti, donde se exhiben fotos de los y las activistas que han sido víctimas en su lucha por los Derechos de este sector de la población.
En ese mismo sitio, se encuentra una ofrenda especial para las mascotas que ya pasaron a otra vida; entre figuras y fotos de perros y gatos se exhibe.
En ella se pueden observar frases como: “Te recuerdo con amor”.
“Aunque te sea invisible me sentirás cerca envolviéndote con todo mi amor y ternura”
“Si me necesitas, cierra los ojos búscame y a ti vendré”
“En mi corazón siempre vives”
“Mi mejor confidente”.
Ya en el Palacio Municipal de Puebla se encuentra la ofrenda para las mujeres que han sido víctimas de feminicidios en el estado.
Diversas cruces envueltas de flores y con la palabra “desconocida” se aprecian en la plancha del inmueble; y es la frase “Ni Una Más”, en memoraría de las mujeres que han muerto.

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