Al presidente Andrés Manuel López Obrador se le ve incómodo.

Esta enojado, irritable, de malas.

Dicen que nadie es profeta en su tierra y los de Macuspana, Tabasco se lo recordaron.

La que pasó, no fue la mejor semana para el mandatario y la que está corriendo no le será muy cómoda.

De acuerdo con Consulta Mitofsky de Roy Campos, el movimiento feminista, el de estudiantes en Puebla y el brote del Coronavirus son los temas que lo están poniendo a prueba.

Y de acuerdo a varias encuestas publicadas al inicio de esta semana, su aceptación va a la baja y reprobación al alza.

A cuatro días que se realice la jornada #UnDiaSinNosotras, el mandatario de la nación ha dado muestras que no es un tema que esté enlistado en las prioridades del Estado Mexicano, mientras los feminicidios han alcanzado su máximo histórico durante el primer bimestre del año.

De hecho tomó la absurda decisión de comenzar con la venta de los boletos o “cachitos” para la rifa del Avión Presidencial (pero sin avión) el mismo día de la movilización silenciosa de las mujeres.

Ahí la solidaridad del presidente.
En cuanto al movimiento estudiantil #NiUnaBataMenos, López Obrador ha culpado una vez más al neoliberalismo. Sabe que lo mejor es minimizar a un movimiento que crece no solo en Puebla, sino en todo el país y este jueves la ciudad de Puebla escuchará la voz vibrante de los estudiantes no solo poblanos sino de otros estados del país.
Incluso se sumará la UNAM y el Politécnico.

Y este gran movimiento a través de esta megamarcha se da en el marco de diversas acciones hostiles por parte la izquierda representada por Morena, contra la autonomía de universidades como la propia UNAM.

López Obrador se siente muy cómodo hablando como el eterno candidato pero se muestra fuera de cancha cuando lo hace como el jefe de la nación, sobretodo en temas que no pueden ser tratados de manera superficial.

Es más fácil criticar desde las tablas que desde el ruedo cuando el toro de lidia es bravo.
Y el brote de los primeros casos de Coronavirus podría ponerlo sobre las cuerdas.

No existe un plan epidemiológico que nos dé tranquilidad a los ciudadanos.

Esta improvisando ante una crisis que puede salir de control.

Sí bien el gobierno de Felipe Calderón no fue para nada ejemplar, fue rescatable la forma como se enfrentó el virus de la Influenza AH1N1.

El entonces Secretario de Salud, José Ángel Cordova Villalobos fue reconocido a nivel internacional por atender de manera eficaz lo que pudo ser una pandemia que se originó en la comunidad de La Gloria, entre los límites de Veracruz y Puebla.

En el absurdo, la preocupación que atormenta la mente de López Obrador es que, para enfrentar una crisis sanitaria como la que se está viviendo, se deben invertir muchísimos recursos económicos, mismos que de ejercerlos, terminarían por sepultar su supuesta austeridad que a decir verdad se trata de la caja chica para las próximas elecciones.

Para que nos demos una idea sobre la nula capacidad de respuesta que al día de hoy existe en el gobierno federal, hay que ejemplificar que tan solo en Nueva York, Estados Unidos, existen 1,200 camas disponibles para atender a los pacientes que den positivo y se confirme que están infectados con el Coronavirus; el número es inmensamente mayor para aquellos que apenas tengan síntomas.

En todo el país no hay esta capacidad hospitalaria.
De hecho, los casos que se tienen registrados relacionados a personas que habían estado de viaje en Europa no fueron detectados porque no hay revisiones en los aeropuertos.

Otro dato es que se calcula que si el brote del Coronavirus crece, en una semana se tendrían perdidas de unos 6 billones de dólares.. ¡en una semana!

Para países con una economía sólida, este dato es preocupante… que decir de la nuestra que en 2019 tuvo nulo crecimiento.

Esto nos llevaría inminentemente a una fuerte crisis, en todos los sentidos.
No se sorprenda cuando el Presidente López Obrador asegure que el Coronavirus es una enfermedad que nos heredó el modelo neoliberal en el mundo.
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Que tan mal están las cosas en Huejotzingo que la Presidenta Municipal Angélica Alvarado prefirió trasladarse a Puebla con toda su familia para pasar el fin de semana en los centros comerciales de la zona de Angelopolis, en lugar de resolver los problemas que son urgentes de atender en un municipio donde la inseguridad ha incrementado preocupantemente.

Por cierto, ya encontró la excusa que todos esperábamos: “es culpa de los gobiernos del pasado”.

Optó por la comodidad de Vía San Ángel, en la zona de la Vía Atlixcayotl, que permanecer en el municipio donde menos de una semana atrás mataron a cuatro personas, tres de ellos estudiantes de medicina de la UPAEP y de la BUAP.

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