Por : Abigail Baez
En 1861, Johann J. Bachofen publicó un libro titulado El Derecho Materno (Das Mutterrecht), sostenía que la cultura europea temprana pasó por tres estados básicos. En el primero, la barbarie, ningún sexo controlaba nada porque el control no existía.
En el segundo estado, la autoridad, tanto en la familia como en la tribu, estaba en manos de las mujeres, debido a la dificultad para establecer la paternidad, la filiación se realizaba por línea femenina (observemos como se justifica la promiscuidad masculina).
El tercero surgió cuando estas ginecocracias fueron sustituidas por patriarcados en las sociedades modernas; los biologicistas, que no biólogos, sino aquellos que pretenden explicar la violencia sexual como un asunto químico del cuerpo humano, no alcanzan su objetivo pues la biología no explica cómo influye la religión en esto, las creencias sociales, los mandatos sexistas generadores de ideas tan potentes sobre la dominación que la mayoría de los feminicidas no muestra arrepentimiento, creen firmemente que su víctima les falló en algo y resultó en su muerte; no es psicopatía, es misoginia y esa no es biológica, es un constructo social heredado a través de las creencias y prejuicios e implantado mediante la brutalidad física, golpes, lesiones o muerte.
Solo en la capital poblana el aumento de los feminicidios es del 133% con respecto a 2019; pero también este machismo misógino y decadente tiene un aliado que lo escuda, el matriarcado.
Las mujeres que lo conforman son poderosas y empoderadas por el respaldo familiar, son reconocidas, se les da el poder aparente en la toma de decisiones. Ellas apuntalan la educación sexista que garantiza la sujeción de las mujeres a una figura masculina, un hijo, un padre, hermano o nieto que debe ser sostenido y apoyado sin condiciones bajo un modelo donde él es el centro y de quien emana la voluntad familiar.
Las matriarcas son las que confrontan la lucha feminista diciendo que a los hombres también los matan, sin observar el móvil del asesinato; desobedecer para ellas puede ser una justificante de agresión o hasta la muerte aun de sus propias hijas.
Las identificamos pues han de emitir frases como “hijos de mis hijas mis nietos, hijos de mis hijos quién sabe” sosteniendo la idea de que los hombres pueden practicar la promiscuidad sin responsabilidad, pues está ya se le asignó a las mujeres, “ellas se tienen que cuidar” las matriarcas están ahí para evitarle a sus hombres la fatiga de discutir con las feministas.
El feminismo antes de lograr la igualdad tendrá que sumar a las matriarcas.
Después encontrar a hombres desconstruidos y hacerlos aliados, es una tendencia innegable que los temas de género son abordados en su mayoría por mujeres, a los hombres en general no les interesa ni se suman, y es comprensible que quién ejerce el poder nunca desee abandonarlo pues la oferta de igualdad aun no les convence, difícil tarea que sin embargo ésta semana dio una muestra de que es posible con el anuncio del Gobernador de Puebla Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta quien ordenó la continuidad de las acciones en atención a la Declaratoria de AVG, serán solventadas con recursos propios del estado ante el recorte federal de los mismos, monto que asciende a 4 millones 850 mil pesos para desarrollar acciones en 50 municipios, es un acto solidario de su gobierno que alivia un poco las lesiones causadas por este fenómeno destructivo en nuestra sociedad , confiemos en que los servidores públicos del área de Planeación y Finanzas sean hombres y mujeres a favor de la igual dignidad, desde la Secretaria María Teresa Castro Corro pasando por el Subsecretario de Egresos José Enrique Girón Zenil y sus Directivos quienes seguramente ya están laborando para lograr la consecución del recurso a favor de la eliminación de la violencia feminicida en Puebla.
@AbigailBaezMdgl