En México desde 1930 las mujeres han sido consideradas para pertenecer a los cuerpos de policía, para nuestro estado desde 1980 y fue en 1996 que se dio mayor acceso al conformar dentro de la Policía Estatal Preventiva del Estado de Puebla los agrupamientos femeniles de vialidad y policía, que aun cuando desaparecieron con los cambios de administración, se generó apertura en el acceso. Las percepciones económicas establecidas son las mismas para hombres y mujeres, sin embargo es necesario señalar particularidades en esta función. La carrera policial es el sistema de carácter obligatorio y permanente, que establece los lineamientos para el desarrollo de sus integrantes y aspirantes, en los procesos de reclutamiento, selección y promoción se privilegia la fuerza física sobre otras aptitudes, lo que afecta el buen desempeño de las aspirantes. Esta práctica deja fuera un aspecto de las mujeres que si bien son uno de los dos sexos de la especie humana, poseen características físicas distintas, se observa de tres a siete veces mayor fuerza muscular y estatura en lo hombres que en las mujeres por razones estrictamente biológicas, una diferencia natural que debe ser protegida por la norma pues en áreas donde la fuerza y la talla son determinantes en el éxito de las operaciones precisa delinear el papel de ellas para no constituya un acto de exclusión. Las convocatorias para ascender de grado son publicadas y elaboradas en lo formal con lineamientos incluyentes, como dicta la norma, pero no resuelve el acceso pleno; los concursos implican tiempo, incluido el aislamiento en las academias policiales lo que limita que ellas decidan optar por progresar. No todas las mujeres policías son madres o jefas de familia, pero si se requiere diseñar normativas que atiendan esta desigualdad.
Otro aspecto casi imperceptible es que las mujeres policías no escapan a los roles de género, cumplen tareas domésticas y de cuidados en su ámbito personal, añadidas a los horarios de trabajo de 24×24 horas lo que les dificulta atender efectivamente la crianza y educación de sus propios hijos mientras destinan la mitad de su vida a la protección de la ciudadanía. De acuerdo con la encuesta, “¿qué piensa la policía?” 22% de los(as) entrevistados señalaron que las mujeres policías han recibido comentarios ofensivos sobre su apariencia con índole sexual; el 10% conoce casos de solicitudes sexuales, el 6% contestó saber de amenazadas por negativas a acceder a relaciones sexuales; de las y los cinco mil policías participantes, 35 dijeron conocer casos de violación sexual al interior de su corporación, que si bien es un número estadísticamente menor, la implicación es grave. En Puebla el feminicidio también las ha alcanzado, Gisell L. de 23 años, encontrada muerta el 5 de septiembre de 2017, criminóloga de profesión y Policía Municipal de Zacatlán fue asesinada de forma violenta no obstante sus seis meses de embarazo, hubo fallas en los procedimientos criminalísticos y falta de apoyo de las autoridades municipales que incluso prohibieron a sus compañeros asistir al funeral con el uniforme oficial. El caso sigue sin ser resuleto.
Ante la evidencia estadística habrá que implementar campañas informativas para erradicar la normalización de conductas misóginas al interior de las corporaciones, así mismo fortalecer en la formación académica de todos los policías la perspectiva de género. Es importante fomentar la igualdad entre nuestros policías, entendiéndose como una norma que permitirá una mejor ejecución de esta función prioritaria para los ciudadanos, las mujeres policías también son garantes de nuestra seguridad.
@AbigailBaezMdgl





























