En el tema de vacunas, la ley de oferta y demanda está muy clara: Todos deseamos vacunarnos, o mínimo, que lo hagan en su totalidad médicos y adultos mayores. Pero la realidad es que tanto la oferta de dosis aplicadas como la planeación hacen fracasar esta ley.

Desafortunadamente en México tenemos un exceso de demanda. Basta con echarle números a las vacunas que han llegado, la cantidad de médicos en la primera línea de batalla, y los más de 15.4 millones de personas de 60 años o más. Y ante una creciente e insatisfecha demanda, habrá siempre quien aproveche esta oportunidad.

El mercado negro de las vacunas

Ya no es un rumor. En muchos países ha surgido un mercado negro de vacunas robadas o en su mayoría falsas, lo cual es un inminente peligro de salud para las personas que las reciben. Y cómo no iba a surgir si las organizaciones criminales, en palabras de Federico Varese, autor del libro Mafia Life, son buscadoras naturales de rentas derivadas de demandas insatisfechas. Si el mercado legal, es decir, los gobiernos a cualquier nivel no están logrando satisfacer esta necesidad, no nos extrañe que un mercado alterno gestionado por el crimen organizado esté alzando la mano y ganando terreno.

Una sola dosis se puede conseguir por 750 dólares en la dark web, y sin irnos tan lejos, en Nuevo León hubieron casos de clínicas clandestinas donde estaban cobrando hasta 25 mil pesos.

Hagamos el comparativo con las vacunas de Moderna, Pfizer y otras ya en circulación:

  • Moderna: Oscila en los 25 dólares y demostró tener una efectividad del 94.1 %.
  • Sinovac: Alrededor de 20 dólares y su efectividad es menor del 51%.
  • Pfizer-BioNTech: 19 dólares con una efectividad hasta del 95%.
  • Sputnik: Menos de 10 dólares y cuenta con una eficacia del 92%.
  • Oxford y AstraZeneca: Costo aproximado 3.5 dólares, el cual es bajo ya que se vende al mismo costo de producción. Si realmente México la producirá a partir del siguiente mes como se espera, su costo sería de 3 o 4 dólares.

La presión que enfrentan los gobiernos es extrema, y más, cuando la falta de transparencia, adquisición y distribución le abren las puertas a mercados ilegales, o que cada vez sean más las malas prácticas como el turismo de vacunación. No dejemos que la desesperanza, urgencia y abuso de poder gobierne nuestro país. Si analizamos el costo de las vacunas versus el costo de no vacunar a la población, está muy fácil saber dónde apostarte. No dejemos que esta sequía de vacunas propicie más incendios de los que ya tenemos que apagar a diario.

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