“La voz en la radio: manipulaciones y técnicas de expresión”, es el título del libro escrito en 1984 por el académico de la Universidad de Barcelona, Ángel Rodríguez Bravo, donde se establece el principio de imagen auditiva, con el que de manera sorprendente, el radioescucha desarrolla y construye la apariencia de esa persona que está detrás de un micrófono, siendo esta una mera conjunción de elementos acústicos, expresiones orales y por supuesto el ingrediente principal: la imaginación del oyente, pues en principio, las y los locutores son solo sonido y nada más.
El autor agrega que “la voz es el elemento radiofónico de mayor poder expresivo. Y esta capacidad de expresión no está tanto en las palabras como en el sonido mismo de la voz. El tratamiento acústico de la voz es el lugar donde el oyente de radio busca todo aquello que las palabras no pueden explicarle”.
Hoy a 100 años del nacimiento de la radio en México, las audiencias han perdido toda capacidad de configurar en sus mentes la imagen de aquellas mujeres y hombres que todos los días les acompañan en su cotidianeidad, a través de las ondas sonoras emitidas por la radio, pues las nuevas tecnologías han obligado a las y los locutores a mostrarse tal cual son, frente a una cámara web o mínimo la fotografía del perfil en las redes sociales, pues así lo exigen los nuevos tiempos.
En la época dorada de la radio, hace más de 70 años, cuando se transmitían las radionovelas, nada impedía que los escuchas echaran mano de su propia imaginación, recreando en la mente el rostro de quien hablaba, su aspecto físico, su vestimenta, la mirada, movimientos o incluso su estado de ánimo; la voz se dotaba de una especial significación, ya que era la única herramienta de la que disponía el locutor para transmitir al aire, todo nos hace comprender que el plano radiofónico no es más que un efecto acústico que genera en el receptor la sensación de que la voz es amistad, confianza, credibilidad, misterio, alegría, tristeza, belleza, fealdad, miedo y seguridad, en definitiva, todo lo que el oyente pueda llegar a imaginar.
No obstante que la Internet nos permite conocer a la persona que nos da la información todos los días, presenta música, narra partidos de fútbol o vende cualquier producto, hay una fórmula científica que los profesionales de la voz deben conocer y aplica para lograr para alcanzar frecuencias vocales perfectas y atractivas; son técnicas basadas en el análisis del tono, la velocidad del habla, la respiración y la proyección, son algunas de las cualidades que siempre se deben trabajar para alcanzar esa perfección acústica e interpretativa cuando se abren los micrófonos. Las y los locutores deben estar más preocupados por cómo dicen las cosas y no por cuántos seguidores puedan tener en sus redes sociales.
Y pues aunque no lo han solicitado, me permito ofrecer un consejo profesional en beneficio de la imagen de los y las locutoras, pues no obstante que hoy cualquiera puede estar frente a un micrófono para decir la hora, leer noticias o presentar canciones: para ser un buen locutor hay que prepararse de manera constante. Obviamente, existe una preparación relacionada con el habla, que abarca desde la pronunciación clara, saber controlar la respiración y mantener una buena dicción, hasta mantenerse informados, leer, escuchar otras estaciones y actualizarse en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), para ganar un lugar en el gusto de las audiencias.
Ser locutor profesional no significa tener la mejor voz, sino saberla utilizar lo mejor posible.
Nos escuchamos la próxima, en tanto tenga usted, ¡muy buen día!
Facebook: Omar Espinosa Herrera