Posdata
Alfonso González
Mucho se ha dicho y escrito sobre el grave conflicto interno en la Universidad de las Américas Puebla (Udlap), generado, desde luego, por los dos patronatos que se dicen ser los administradores legítimos de la herencia millonaria que dejó William O. Jenkins y los dueños de la verdad absoluta.
Lo cierto, es que la Udlap, desde hace casi medio año es todo un desastre.
Un desastre que, afortunadamente, podría terminar hoy con la reapertura de la institución y con el reconocimiento de uno de los dos rectores que se erigieron por los dos patronatos que chocaron por los recursos que alberga la Fundación Mary Street Jenkins.
Así que si todo marcha como se acordó ayer en Casa Aguayo con el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, todo en beneficio de la comunidad universitaria, la reapertura de la Udlap se va a ejecutar a muy temprana hora de hoy.
Y hacen bien en ceder los involucrados en el conflicto multimillonario entre la familia Jenkins, ya que por sus pugna los estudiantes se vieron afectados durante todo un ciclo escolar.
Ojalá que por fin termine el broncón que enfrentan los dos patronatos y los dos rectores que se designaron como los legítimos: la interina, designada por la familia Jenkins de Landa, Cecilia Anaya Berríos; y Armando Ríos Piter, nombrado por el nuevo patronato Fundación Universidad de las Américas Puebla, presidido por Horacio Magaña Martínez.
Según el acuerdo pactado ayer, la Udlap reabrirá bajo el mando de la rectora Cecilia Anaya, quien habría sido ya reconocida como la titular del cargo y la responsable de la institución hasta que se dé un cambio avalado por la autoridad judicial.
Habrá que recordar que los dos patronatos, la Fundación Mary Street Jenkins y la Fundación Udlap se disputan una fortuna superior a los 700 millones de dólares, la cual, según, habría malversado la primera organización y sacado del país.
Lo cierto es que la reapertura de la Udlap es una buena señal, una acción que necesitan los estudiantes, académicos, trabajadores y padres de familia, quienes permanecen en completa zozobra por la disputa de la fortuna que representa la universidad.
Urge que la Udlap regrese a sus actividades normales, a ser la institución de prestigió que le dio renombre a su campus y a todo el estado.
Ya es justo que el conflicto legal y económico que tienen los dos patronatos no afecte más el entorno de la institución, pues hay que recordar y subrayar que la Udlap también es una universidad que genera una derrama económica importante en el estado.
Nada tendrían que hacer ya elementos de seguridad pública al interior de la Udlap.
¿Y tanto pleito para resolverlo en una reunión y en unos minutos?
Me parece que fue muy alto el precio que pagaron los alumnos de la Udlap por los conflictos entre patronatos, entre intereses seguramente ajenos a lo que verdaderamente es el corazón de la institución: la educación superior.
A ver si la liberación y reapertura de la Udlap sirve para empezar a darle certeza y cordura al estado, porque aún hay otros pleitos que también podrían resolverse con voluntad política y con solidaridad para con los poblanos.
Sólo, insisto, es cosa de quererlo.
poncharelazo@yahoo.com.mx
En twitter: @poncharelazo
Facebook: Alfonso González