China argumenta que quiere la paz en el mundo, pero sus esfuerzos reales para que persista son bastante tibios porque sigue poniéndose de perfil ante la invasión de Rusia a Ucrania y ante el sufrimiento de los palestinos en la Franja de Gaza bombardeados por Israel.
Y, encima, a nadie engaña que el gobierno de Xi Jinping sigue intensificando su apoyo económico a Rusia con compras cuantiosas de petróleo barato, pero también Beijing ha sido fundamental en su apoyo al Kremlin con intercambio de datos por satélite; suministro de componentes microelectrónicos y maquinaria para fabricar tanques. Quieren la paz, pero tampoco se esfuerzan mucho por conseguirla.
Este año pude conocer al nuevo embajador de China en España, Yao Ying, arropado además por un importante grupo de presidentes y directivos de diversos consorcios y multinacionales chinas interesados en invertir en rubros tales como el turismo; las energías renovables; frutas exóticas y atraídos también por aprender del cultivo del olivo y de sus derivados.
Justo esta semana se anunció una noticia bastante relevante y jugosa por la cantidad que será invertida en el país ibérico: el gigante multinacional automovilístico Stellantis y el principal productor de baterías del mundo, la china CATL, han decidido invertir 4 mil 100 millones de euros para construir en Zaragoza, la mayor planta de baterías. ¡Un notición!
El gobierno de Beijing utiliza su política de soft power, con la billetera abierta, para invertir en aquello que requiere para sus respectivas industrias y para lubricar su llamada Nueva Ruta de la Seda.
A COLACIÓN
En diciembre del año pasado, en Beijing, los dirigentes de la UE se reunieron con el presidente Jinping (hacía cuatro años que no se veían) bastante interesados en el déficit comercial de Europa con el gigante asiático.
«Necesitamos hacer que nuestra relación comercial y económica sea más recíproca y equilibrada», declaró entonces Charles Michel, presidente del Consejo Europeo y agregó que el bloque espera que China tome medidas más concretas para aumentar el acceso al mercado para las empresas extranjeras.
En dicha ocasión, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reiteró la necesidad de buscar un balance comercial más equilibrado porque “políticamente” los líderes europeos no podrán tolerar que nuestra base industrial se vea socavada por la competencia desleal.
La UE señala que tiene un déficit comercial con China, superior a los 400 mil millones de dólares, resultado de las facilidades para que los empresarios chinos vendan sus productos en la UE y las dificultades, en política comercial, para que los empresarios europeos y sus productos entren en los mercados chinos. También los europeos acusan a China de no ceder para llevar a cabo una investigación antisubsidios de la UE sobre los vehículos eléctricos chinos
De acuerdo con Euroactiv, el comercio de bienes entre China y la UE en 2023, aunque disminuyó, aún se situó en 783 mil millones de dólares, lo que representa un promedio de casi 1.5 millones de dólares de intercambios comerciales por minuto.
Las importaciones chinas de maquinaria, productos farmacéuticos y bebidas alcohólicas procedentes de la UE crecieron un 15.7%, un 13.7% y un 6.1%, respectivamente. Al mismo tiempo, las exportaciones chinas de nuevos productos energéticos, electrónicos y otras materias primas a la UE han acelerado las transiciones ecológica y digital de Europa.
Según las estadísticas chinas, el stock de inversión bidireccional entre China y la UE superó los 250 mil millones de dólares a finales de 2023. La inversión de la UE en China en 2023 fue de 10 mil 600 millones de dólares, un 5.5% más, superando los 10 mil millones de dólares por segundo año consecutivo. En el mismo período, la inversión de China en la UE fue de 8 mil 200 millones de dólares, un 17.4% más.
La realidad es que si bien a la UE le interesa expandirse en China hay vientos de desconfianza y recelo hacia las políticas de subsidios chinas y hacia el rol estratégico de China en el mundo.
Desde junio de 2023, la Comisión Europea anunció medidas para bloquear a las empresas chinas Huawei y ZTE y dejar de contratar operadores que utilicen equipos chinos.
El Ejecutivo de la UE y los expertos en ciberseguridad de los países miembros presentaron un informe para reducir su dependencia hacia los fabricantes chinos de equipos de telecomunicaciones.
En el documento se señala que Huawei y ZTE suponen “riesgos más altos” que otros proveedores de 5G. A partir de entonces, casi la totalidad de los países miembros de la UE, están adoptando o bien preparando, medidas legislativas para permitir que los servicios de seguridad bloqueen los contratos con Huawei. Hay un enorme recelo hacia Beijing y su astuta forma de penetrar en los países y en los mercados.
@claudialunapale