A Marco lo conocí en las retas de fut que echábamos después de los entrenamientos con “El Chapis”. Mi equipo era “Pastores”, nombre inspirado en el perro que tenía el entrenador. Marco jugaba con “Toros Pacelli”. Todos los martes y jueves íbamos a entrenar y al finalizar armábamos partidos con otros chavos que también iban a hacer lo mismo. Recuerdo que Marco se juntaba con un niño con el que echando relajo y hacía maldades, yo era tímido y solo los veía. Los recuerdo bien porque además hacían una pareja muy graciosa. Marco era muy chaparrito y su amigo muy alto.

Cuando entre a la secundaria, el primer día, nos formaron en filas para asignarnos grupo y ahí los volví a ver. A Marco y a su amigo el alto. Ellos seguían cotorreando juntos y rápidamente hicieron amigos. Yo no. A mí me costó un poco de trabajo, pues además, el grupo que me asignaron era muy apático. Con el paso del tiempo y debido a los partidos que se armaban en el receso, me fui haciendo amigo de los del “D”, salón en el que iban Marco y su amigo, salón por cierto, más desmadroso que el mío.

Al terminar la prepa, decidí regresarme a la ciudad de México y estudiar, esto me hizo perder un año, ya que no pude ingresar. Luego, procurando no volver a Tlaxcala, entre a estudiar en Puebla, pero no me hallé y entonces no me quedó más opción que regresar. Ya en la Universidad, un día, un compañero me dijo que había alguien que estaba preguntando por mí. Al poco tiempo supe que era Marco. Comenzamos a ir a fiestas y nos hicimos amigos, incluso, armamos una banda de rock llamada: “Muñecos descosidos”. Luego, terminada la universidad, dejamos de frecuentarnos.

Pasaron algunos años y gracias al feis volvimos a encontrarnos. Marco se había mudado a Ciudad Acuña y yo a Xalapa. Entonces platicamos sobre lo que hacíamos de nuestras vidas y a recordar nuestras borracheras. Poco tiempo después, Marco me propuso planear un proyecto que involucrará a gente de Tlaxcala y que se realizará en Acuña. Marco nació en Puebla pero como yo, desde pequeños llegamos a vivir a Tlaxcala, así que de cierta manera, le debíamos a Tlaxcala nuestra amistad y algunos aprendizajes de lo que ahora somos. La base del proyecto que me propuso Marco se inspiró en la salida de las cuatrocientas familias, que era lo más coherente que se podía proponer en aquella ciudad del norte. Titulamos al proyecto: “Diálogo de identidad”. Gracias a que Marco trabaja en el municipio y hace gestoría cultural y yo me dedicó al arte, pudimos darle pies y cabeza a nuestra idea. Integramos un plan para realizar talleres, conferencias, exposiciones, performances, conciertos, realización de murales y hasta una pasarela con creadores de Tlaxcala y gente de Acuña.“Dialogo de identidad” se convirtió en un hecho tangible el año pasado, cuando un grupo de 16 personas salidas del estado de Tlaxcala, realizaron un encuentro con otros creadores para presentar una serie de eventos a lo largo de casi dos semanas en espacios públicos e instituciones del municipio. El intercambio cultural fue para todos, tanto para los artistas que se desplazaron a Ciudad Acuña como para el público y los participantes de los eventos. Este año el “Dialogo de identidad” realizó su segunda edición con un ligero cambió en su forma, ya que los eventos se realizaron solo en Universidades, pero el intercambio de ideas y el encuentro con él otro fue el mismo.

Hoy, “diálogo de identidad” es un hecho y un intercambio cultural permanente. Marco consolido relaciones con creadores e instituciones que han hecho de este proyecto una fuente de producción y fomento de la cultura. La amistad sigue en marcha. Y pensar que todo comenzó con dos niños que se pusieron a jugar futbol.

artodearte@gmail.com

 

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here