El matador de toros José Luis Angelino solventó de manera favorable su encerrona con seis toros, al cortar cinco orejas en la plaza Jorge Aguilar “El Ranchero” de la capital tlaxcalteca.
Con toros de las ganaderías de La Soledad, Tenexac, Atlanga, Rancho Seco, Reyes Huerta, y García Méndez, el oriundo de Apizaco agradó al tendido que le correspondió en buena forma al llenar la antiquísima plaza.
La tarde inició con una emotiva vuelta al ruedo por un grupo de once entusiastas niños que portaron una lona con la leyenda “Sí a los niños en los toros”. Vestidos de corto, de luces y hasta de charros, los menores recibieron los aplausos de la numerosa asamblea.
José Luis Angelino hizo el paseíllo vestido con un terno verde manzana y oro, salió del túnel de cuadrillas tras recibir la ovación y ser bañado en confeti por sus seguidores.
Salió el primero de la tarde procedente de La Soledad, con el nombre de Maestro, que de eso no tuvo nada. El toro pasaba simplemente, dejó estar al torero desarrollando tandas ligadas sí, pero con poca transmisión con base en el comportamiento de un toro que, tenía una cornamenta que lo hacían verse muy mal con respecto a la presencia de su favorable trapío.
Sin embargo, la faena agradó a los diletantes que no reprocharon las condiciones del toro, y después de desarrollar una faena totalmente derechista, Angelino se tiró a matar dejando una buena estocada, provocando la muerte del primero de la tarde y con lo que consiguió el primer trofeo para su causa.
Después salió Chavakatl de la ganadería de Tenexac, un bonito ejemplar de inmejorable presencia, cárdeno claro y con una cornamenta de espanto, tanto así que de salida fue ovacionado por la gente.
En una escena emotiva que aún recordamos y que ya casi no se ve en los ruedos, el toro se arrancó de largo al caballo para recibir un puyazo bien colocado.
Antes de iniciar su faena con la muleta, el protagonista de la tarde brindó la muerte del segundo de la tarde a Uriel Moreno “El Zapata”. Angelino intentó torear al toro ligando los muletazos y las tandas, sin embargo, fue imposible ante un ejemplar que pese a su inmejorable presencia, perdió las manos constantemente.
Angelino pasaportó a ese toro con una estocada mortal que a la postre le significó cortar la segunda oreja para su causa.
De ahí, la tarde vino a menos por la presencia de los toros que salieron en tercero, cuarto, quinto y sexto turno. Pues por lo menos tres de estos fueron abucheados por el tendido.
Fue Menrro de Atlanga un toro difícil que le complicó las cosas a José Luis Angelino, intentó agradar al público con el capote pero no logró fijar al ejemplar en el engaño y decidió abreviar. Con la muleta pocos fueron los muletazos que agradaron y se tiró a matar dejando una espada atravesada que motivó que se fuera a por uvas en un segundo intento.
La muerte del tercero de la tarde fue la oportunidad propicia para que saliera un mariachi que entonó piezas musicales, mientras, Angelino aprovechó para quitarse el terno de luces y enfundarse un bonito traje de charro, muy ad hoc a las fiestas patrias.
El nombre del toro –protestado en la salida-, presagiaba algo emotivo. “Mi pulques” de Rancho Seco salió al ruedo con el recuerdo del padre del matador José Luis Angelino.
El instante más emotivo que se tuvo con este toro, fue el segundo tercio. José Luis invitó a sus dos hermanos a poner banderillas, a Joaquín y a Gerardo. El terció fue alegre y variado, el primero en clavar fue Joaquín, después el famoso “Chiquis”, y por último José Luis. Los tres recibieron la ovación y rindieron justo homenaje a su padre.
Empero, el toro no dio para más. El segundo tercio fue largo y se le exigió demasiado, se le dieron varios capotazos y quizás eso influyó para que llegara disminuido al tercer tercio. Pese a las notas de Granada entonadas por el mariachi, Angelino no le encontró ‘la cuadratura al círculo’ y no logró abrochar su faena.
Solemos decir en la jerga taurina que “no hay quinto malo”, sin embargo, este sí lo fue. Se trató de Juaqui, de la ganadería de Reyes Huerta. Un toro al que recibió a portagayola en los medios de la plaza, y que estuvo a punto de llevárselo puesto de no ser que el matador se tirara a la arena para evitar el percance.
El toro tampoco le ofreció mayores condiciones, por el contrario, le propinó un golpe en la zona del vientre que le provocó un gesto de dolor que delataba la ligera gravedad del percance. El terno de charro se descompuso por una improvisada venda que el cuerpo médico le colocó al torero en las zonas blandas.
Pese a que desarrolló una faena poco lucida, el público premió al torero con una oreja que finalmente fue concedida por el juez de plaza José Luis Andriano a quien le exigieron un segundo trofeo que afortunadamente no concedió no obstante los gestos de desaprobación que el mismo Angelino hizo a la labor de la autoridad.
En tanto que el cierra plaza, Insurgente de García Méndez, de escasa presencia pero con juego favorable, permitió a José Luis Angelino lograr emotivos momentos tanto con el capote como con la muleta cuando abrochó con sendas manoletinas para posteriormente cortar dos orejas.
En general la tarde fue agradable, la gente salió contenta del festejo, en una fecha representativa para el país. La entrada fue inmejorable con mucha gente del toro y dejó buen ambiente de cara a próximos festejos, los más cercanos, los de la tradicional feria de Tlaxcala.