La opinión pública es una poderosa forma de expresión de una comunidad ante diversos eventos, que pueden ser públicos o privados, es la forma de pensar de una colectividad, la reacción que el pueblo tiene acerca de temas políticos, sociales, económicos o culturales.
Generalmente este fenómeno en México pareciera estar apacible, tranquilo, pero cuando el “tigre” se despierta, en palabras de Andrés Manuel López Obrador, es difícil pararlo.
Tenemos numerosos ejemplos de linchamientos que llegan a suceder después de diversos acontecimientos sin respuesta y entonces la gente decide intervenir por su propia cuenta o cuando ya se encuentran hasta “el copete” de la osadía de unos cuantos, un caso reciente se dio en el municipio de Ixtenco, aquí en Tlaxcala, en donde la población tenía tomada la presidencia municipal y el alcalde pensó que sería buena idea retomar el edificio desatando violentas consecuencias.
Otro caso que resultó fatal ha sido el de la niñera también en Tlaxcala, que fue sorprendida maltratando a los gemelos a los que se supone debía cuidar, sin embargo, videos la mostraban golpeándolos, mordiéndolos, agrediéndolos de forma violenta pues se trataba de unos niños de dos años, imágenes nada agradables para el espectador común, mucho menos para los padres de estos pequeños, quienes indignados acudieron a interponer la querella correspondiente.
Incomprensible fue la respuesta de los encargados de procurar justicia: golpear a un niño no es un delito grave, por lo que sugirieron no proceder por tratarse de un delito menor.
Podemos percibir la impotencia que una situación de esta naturaleza puede producir, los padres entonces decidieron hacer pública la situación, ya que en el colmo del exceso, también habían recibido amenazas de parte de la familia de la niñera.
Fue entonces cuando se desató la reacción, la cobertura mediática fue implacable, medios nacionales e internacionales, prensa escrita, televisión y digitales retomaron el caso, lo que ocasionó que la procuraduría local corrigiera y decidiera intervenir, declaró prófuga a esta persona y ofreció todas las atenciones para los niños y sus padres, incluyendo atención sicológica, asesoría jurídica y de trabajo social, apoyándose en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños, y Adolescentes, (ah, de verdad que había una ley), pero ya los reflectores estaban puestos por igual sobre la niñera y las autoridades.
El 20 de marzo se daba cuenta de la aprehensión de la prófuga y se anunció que fue ingresada al anexo femenil del Centro de Reinserción Social (Cereso) de Apizaco, donde esperaría la realización de su audiencia inicial que se agrava por las lesiones calificadas de las que se le acusan.
No obstante, por la mañana del siguiente día se comenzó a correr el rumor del supuesto suicidio de la niñera, hecho que se confirmaría más tarde con una rueda de prensa que ofreció el procurador de justicia del estado.
Es un tema muy sensible con un desenlace inesperado que debe quedar plenamente explicado, ya que esta persona falleció al interior del Cereso femenil, donde se supone debió estar cuidada por el personal, esperemos que esto sea pronto y claro para no dar lugar a suspicacias.
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