A raíz del bombardeo tecnológico de información, relativo a las pugnas políticas, y a los enfrentamientos verbales aún entre amigos, por la defensa de una verdad relativa o absoluta de sus candidatos, lo que me llevó a la elucubración de algunas cuestiones.

Es una realidad que hoy día nuestra sociedad vive tan de prisa que implica una relatividad de las cosas, la volatilidad de sus elementos y lo más grave que es la temporalidad de nuestras leyes que limitan la certeza equilibrada y justa de la vida.

En algún momento, el iniciado Arquímedes decía: Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo. Lo que en nuestros días pareciera no es posible con la sociedad, pues no hay un piso firme en el que podamos apoyarnos y por consiguiente obtener un movimiento sostenible para mover a nuestro mundo.

Y es que con tristeza debemos aceptar que no es desconocida “toda” la verdad. Pues por ejemplo, la opinión de un periodista no implica necesariamente la verdad absoluta. Lo mismo ocurre cuando se trata de una noticia, de un fenómeno natural o una realidad de lo que vivimos ayer, hoy o incluso vislumbrando el mañana. Esto en una investigación, implica únicamente el Marco de Referencia, de un problema que se pretende solucionar. El cual debe apegarse a una investigación de tiempo, espacio e incluso una o varias teorías. Procurando allegarse de elementos que soporten la investigación, lo que hará confiable nuestra investigación y por ende, el resultado.

Bueno, regresando al tema de la verdad, podemos decir que aún cuando hoy todo se sabe por medio de la tecnología, no todo se ha dicho o escrito. Y es que “alguien guarda algo de esa verdad”, por motivos diversos, llámese necesidad y deseo de control y poder social, político o económico, o simple celo profesional. Pero ¿Cuántas fuentes son suficientes para considerarlas confiables? Eso cierto estoy que no depende de un simple mortal, sino de quien ejerce el control del tema, llámese político, gubernamental, económico, deportivo etcétera.

Pero será acaso suficiente buscar la verdad. Recordemos que una búsqueda no siempre nos lleva a ella. Porque incluso el que cuestiona, no siempre desea “saber” o “conocer” toda la verdad. Hay quienes buscan y no encuentran y otros que encuentran sin buscar. Lo que nos puede implicar que aunque nos cuenten la verdad, probablemente no la creamos.

Y es que el hombre por su misma condición gregaria, tiende a creer y seguir sus impulsos e instinto. Sin embargo, cuando hay situaciones que salen del consuetudinario modo de vivir, la persona duda de la veracidad de esto. Sin importar el tipo de verdad al que nos refiramos: político, religioso, tecnológico, en fin, la persona va a dudar de esa verdad. Ese no sería problema si hubiera una duda ordenada, pues ello nos llevaría a la construcción y en consecuencia a la evolución del individuo. Que inspirado en la ignorancia, el deseo de ser guiado y la necesidad de saber y conocer, aclara sus dudas. Pero eso, no es así.

Aunado a ello, aunque nos digan una verdad y la creamos. Ni la seguimos y menos la hacemos valer. Pues no siempre estaremos de acuerdo con lo que otra persona considera fácil, bueno o verdadero. Pues la verdad “verdad”, tiene un valor intrínseco que no se constriñe a conveniencias personales, apreciaciones, opiniones, coincidencias, ideas o creencias. Un ejemplo de ello es el viaje a la luna, si nos contaran la verdad, esta sería diferente a lo que hemos leído, escuchado y visto; y por ende, distaría de lo que creemos.

Convencidos debemos estar que aunque no percibamos por nuestros sentidos o no confiemos, creamos o sepamos, la verdad siempre va a existir. Sé que pareciera contradictoria mi afirmación pues, aunque muchas cosas no se recuerden o se nieguen o no se acepten, la realidad es una y existe.

Quiero terminar mi comentario diciéndoles, que si queremos conocer la verdad, no creamos todo aquello que escuchemos o leamos. Tengamos la mente dispuesta a entender y luego a comprender. Alleguémonos de información y contrastémosla con aquello que consideramos de valor. Para que en su oportunidad, desarrollemos la intuición que nos permita llegar a la añorada verdad. En tanto escuchemos, oigamos, recibamos y ejerzamos la facultad de Dar de sí, antes de pensar en Sí.

Porelplacerdeservir@hotmail.com

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