Instalada como una de las ganaderías prócer de la cabaña brava mexicana, el hierro tlaxcalteca de Piedras Negras es uno de los más buscados por el público “torista” en nuestro país, a partir no sólo de la presencia de sus toros, sino por uno de los aspectos fundamentales en el espectáculo taurino: la bravura.
La Otra Fiesta del Periódico Síntesis, charló en exclusiva con el ganadero de Piedras Negras, Marco Antonio González Villa, quien compartió parte de sus impresiones a partir de la respuesta que ha observado en el público en cada comparecencia de sus toros.
Hasta hace unas décadas, la divisa negro y rojo se había instalado como una de las que más lidiaban en nuestro país, sin embargo, quizás por la influencia de las figuras tanto de aquí como las ultramarinas, el auténtico toro bravo y con presencia se ha desplazado para dar cabida a toros con poca transmisión a los tendidos.
Y es precisamente el hierro de Marco Antonio González Villa, el que se ha encargado de preservar la línea de sus inicios, si bien ha buscado un toro que corresponda más al toreo moderno, no ha caído en la tentación –como en otros casos–, de dejar a un lado la bravura.
“Siempre he dicho que trato de conjuntar la bravura de los toros con el estilo, nobleza, y emotividad, es decir, que lo bravo de un toro no tenga nada que ver con que salga a pegar cornadas.
Busco que sea toreable pero a la vez que transmita a los tendidos y represente un reto entre toro y torero y que el matador pueda con el toro, eso es Piedras Negras, que transmita la bravura con la nobleza y con emotividad, que pueda lidiarse”.
En lo que va del año han sido pocas las corridas en las que la legendaria Piedras Negras se ha presentado, dos de ellas en la plaza de toros “El Pinal” en Teziutlán, sin embargo, los resultados fueron satisfactorios para los toros que en todo el mundo, son los únicos que tienen su característica campanilla en la badana.
“En marzo lidiamos en Teziutlán con resultados satisfactorios en un triunfo del matador José Luis Angelino, estamos contentos con la respuesta del público y la confianza que han tenido las empresas para llevar toros de Piedras Negras, gracias a eso regresamos a esa misma plaza con la primera corrida de feria en un mano a mano entre Jerónimo y Joselito Adame”.
¿Qué impresión le genera que la afición exija toros como los piedrenegrinos?
“Eso siempre ha existido; que en algunas plazas den o no den, cumplan o no cumplan ya está en manos de los empresarios. Pero el público merece un respeto y lo que le estás ofreciendo en una corrida debe ser un toro lo que salga por la puerta de los sustos, la lidia que dé ya es otra cosa”.
En la actualidad, el público aficionado a los toros espera carteles con base en los toreros que integran el elenco, dejando en segundo término las ganaderías, aspecto que en antaño era lo primero que causaba expectación.
Hay algunas plazas de toros, precisamente como en Teziutlán y algunas otras de primera categoría como la Nuevo Progreso de Guadalajara, en donde la presencia del ganado es una premisa de las más importantes.
¿Se ha terminado el público torista?
“Yo creo que no, el público torista todavía existe, muestra de ello fue que en Teziutlán la respuesta del público fue positiva, hubo demanda de boletos e interés. Lo que hace falta es que haya empresarios que lleven toros y que hagan las cosas como las saben hacer cuando quieren, y eso genera expectación porque finalmente es la fiesta de los toros”.
Dicen en el ambiente taurino que los toros reflejan el carácter de su ganadero, eso quisimos saber de Marco Antonio González Villa, quien dejó en la opinión del público si se cumple o no esa premisa.
La ganadería de Piedras Negras se ha convertido en una de las más añoradas por el público “romántico” que aún existe en la fiesta brava. El anuncio de ese hierro en los carteles traslada de inmediato a las épocas de oro de la fiesta en México, en donde no prevalecía mayor cabaña brava que la tlaxcalteca.
Esa misma casa ganadera ha sido sede de reportajes, motivo de libros y hasta parte del documental de producción española “En la piel del toro” fue filmado en los campos de esta ganadería emblemática.