Solo la misericordia puede detener la maldad en todo el mundo, afirmó el obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, al señalar que la sociedad vive tiempos difíciles como la inseguridad, los secuestros y otros aspectos que ocasionan dolor, esto provocado por el alejamiento de la humanidad al evangelio de Jesucristo.
Durante la procesión de las Tres Caídas, como parte de la celebración litúrgica de este Viernes Santo por el municipio de Chiautempan, y ante cientos de feligreses que se dieron cita en la Parroquia de Santa Ana para escuchar su palabra, el jerarca de la iglesia católica pidió no ser indiferentes al sufrimiento ajeno y dar vida al evangelio.
“No podemos vivir sin dios, sin la experiencia de la misericordia de dios, cuando nosotros reconocemos nuestros pecados, entonces nos abrimos a la misericordia; pero cuando nosotros nos creemos autosuficientes, fuertes, buenos, la misericordia de dios se aleja de nosotros. Cuando nosotros recibimos el evangelio de la misericordia y somos misericordiosos con los demás, hacemos a nuestra sociedad más humana, cercana y compasiva”, reiteró.
Reiteró que es en la familia donde muchas veces inicia el sufrimiento porque hay padres que violentan a sus esposas e hijos, dando un ejemplo alejado de los valores que son pilares fundamentales para la unión, además de que cada vez más existen familias que abandonan a las personas adultas mayores.
La pasión de Jesús, dijo, no es oscura, sino una pasión luminosa que muestra a la gente que su dolor y sufrimiento tienen sentido, porque indica el camino para poder canalizar ese dolor y transformarlo en vida para los demás.
“No hagamos de esta entrega de Jesús algo inútil, no hagamos de este dolor de Jesús algo que no llegue a nuestro corazón, no tiremos a la basura el dolor y sufrimiento de Jesús, ni tampoco nuestro dolor y sufrimiento, unámonos para encontrar vida”, pidió.
El obispo también habló sobre el incendio de la Catedral de Notre Dame en Francia, donde la tragedia unió de nueva cuenta a todos los sectores de esa sociedad, quienes elevaron oraciones y con ello se acercaron a la misericordia de Dios.