A raíz de una lectura a lo que alguien llamó cartilla moral. Me vi en la necesidad no de criticar, corregir o incluso rechazarla. Pues al final de cuentas son circunstancias, percepciones e interpretaciones propias del autor o de quien lo mandó a hacer con un fin positivo.
Esto me llevó a retomar sin la intención de generar especulaciones conceptuales con una aparente tendencia de alto vuelo filosófico, acerca de lo que representa la ética y muy particularmente los valores. Por lo que me atreveré a comentar que estos elementos intervienen en nuestro comportamiento de manera integral. E involucra nuestra responsabilidad en las acciones que ejercemos frente a los demás seres humanos y el medio ambiente, haciéndola extensiva a la previsión de un mejor futuro para las generaciones venideras.
Con base en lo anterior, comenzaré diciendo que lo vital es nuestra actuación frente a nosotros mismos, la cual debemos dirigir hacia un comportamiento digno, que implica el cuidado y protección de nuestro yo integro, con un cuerpo limpio y sano en lo físico, mental y espiritual.
Es ahí donde la ética y los valores personales, nos debiera llevar frente a la sociedad a ser generosos, desprendidos, considerados y justos, lo que dirían nuestros padres ser respetuosos; sin importar edad, raza, sexo o posición social de los demás. Lo importante es prestar ayuda física o espiritual a quien así lo necesite.
Sin embargo, surge un dilema pues es más difícil pedir ayuda espiritual que física. Porque sabemos pedir alimento o medicina, pero no así consejo o una palabra de solidaridad, pues consideramos implica mostrar temor o debilidad. Y considero que el problema reside paradójicamente, en haber voluntad, pero no todos podemos dar consejos o asesoramiento para tranquilizar o sanar el alma.
Y volviendo al eje de este texto, es por demás subrayar la importancia que tiene el individuo y su comportamiento ético que es, esencialmente, natural y de especie. Pues en la calidad que actúe, sus actos se reflejarán en su entorno íntimo, en la misma medida de su comportamiento: positivo y beneficioso, así será la reacción, y contraria si es negativa o perjudicial.
Es por ello que aquellos que tienen que cumplir labores en la sociedad, ya como funcionarios públicos, orientadores, ministros religiosos, profesionales, artesanos y hasta políticos, requieren para el ejercicio eficaz de sus actividades, un comportamiento ético y valoral. Pues el resultado de un actuar contrario, implica un desequilibrio negativo en nuestra sociedad.
Un ejemplo de ello es fácilmente perceptible en uno de mis gremios… el de los abogados, en la que la ética es fundamental. Pues en nuestras manos están los más preciados tesoros de las personas: libertad y patrimonio. Y es en nuestro conocimiento de las leyes y normas jurídicas que estamos en posibilidad de hacer el bien o el mal, a partir de nuestra ética profesional para convertirlo en un ministerio sagrado o en algo reprobable y reprochable.
Y esto ocurre porque los abogados y los docentes trabajamos en el “deber ser”, que es intangible; lo que no ocurre con los arquitectos, médicos o ingenieros. Quienes trabajan sobre cosas físicas como los cuerpos, materiales o planos. Por tanto, los juristas logramos a partir de algo inmaterial como es la norma jurídica, general y abstracta. Un resultado favorable y justo que además es particular y concreto, produciendo con ello un resultado objetivo.
En razón de tal, estoy cierto que quienes prestamos servicios a la comunidad, tenemos que entender la importancia del comportamiento ético. Pues ello evitaría negligencia médica; caída de puentes o edificios, hundimiento de carreteras, universitarios que no saben leer, investigar ni hablar, aunque digan lo contrario. Así como la existencia de servidores públicos involucrados en delitos, o de familias que se diluyen por intereses diferentes y diversos de sus miembros.
Desde mi humilde perspectiva, cuando los políticos y funcionarios públicos por lo menos en nuestro país, descuidan la ética y los valores, aparece la corrupción y la comisión de delitos. Los cuales lamentablemente no son castigados, aunque algunos tengan otros datos. Pues no solo atentan contra los recursos que los representantes de la sociedad destinan para mejorar al estado y a sus habitantes. Sino que ofenden la inteligencia y el bolso de los ciudadanos.
Considero que a la ética no debemos verla como una voluntad, sino como un compromiso de vida que se tiene que materializar en lo que hacemos cotidianamente. Y que se aplica en todos los ámbitos del quehacer humano.
Estoy seguro que si mantenemos un comportamiento verdaderamente ético y por ende de valores, lograremos construir un mundo mejor para nosotros y para los futuros ciudadanos del mundo. Si actuamos con ética y valores, no solo ejerceremos esa parte de la filosofía que nos permite vivir mejor, sino incluso la parte teosófica que se señala en la biblia: Ama a tu prójimo tomo a ti mismo.
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