El nuevo año 2021 trae consigo nuevas expectativas y aires renovados en cuanto a una muy dolorosa pandemia que marcó el año pasado con dificultades en todos sentidos, las principales, las sensibles pérdidas humanas que se acumularon a lo largo de los meses anteriores.
La familia taurina no estuvo exenta de esas pérdidas, y al menos en los últimos dos meses del infame 2020, supimos de un cúmulo de ellas que conmocionaron a los círculos de la fiesta brava mexicana, pues lo mismo se fueron ganaderos, que toreros, empresarios y hasta aficionados.
El coronavirus no hizo distingos y arrasó el año anterior, trayendo consigo incalculables pérdidas humanas y económicas.
Para este año, la situación resulta esperanzadora si tomamos en cuenta el escenario de vacunación que ya se encuentra en marcha en nuestro país, sin embargo, también habrá que ser conscientes de que la pandemia aún está entre nosotros y, en el caso específico de Tlaxcala, ya presenta un repunte como lo han advertido las autoridades federales.
Por ello es necesario hacer conciencia de que, si queremos que la tasa de contagios disminuya, habrá que seguir con los lineamientos marcados por las autoridades, sobre todo y, de ser posible, el de salir lo menos posible de casa.
Lamentablemente, la situación que vimos los días 24 y 31 de diciembre anteriores, no son alentadoras para nuestro estado, pues bastó con darse una vuelta por los centros de las ciudades para darse cuenta de que la población poco asumió la responsabilidad de evitar las aglomeraciones.
Es inevitable que en unos 15 o 20 días, el repunte se notará en las estadísticas estatales, y así, evaluar el plan de contingencia que debió aplicarse no desde diciembre, sino desde un evento comercial como el denominado Buen Fin que sacó a la gente a las calles de forma indiscriminada.
No es un juego
Y ya que hablamos del tema, el reconocido médico Jorge Uribe, jefe de los servicios médicos de la Asociación de Matadores, advirtió no únicamente a la afición a los toros, sino a los organizadores de espectáculos taurinos que, esto de la pandemia “no es un juego”.
En clara alusión a lo que ocurre en prácticamente todo el país, en una reciente entrevista publicada en el digital Al Toro México, el médico externó su preocupación por la falta de empatía con los cuerpos de la salud que están librando una verdadera batalla contra esa enfermedad, no obstante, la irresponsabilidad de una sociedad que estuvo más ocupada en festejar el cierre de año 2020.
Jorge Uribe a nombre de la organización que representa envió un comunicado a la familia taurina mexicana para que se suspenda toda actividad relacionada con la fiesta brava, hasta que las condiciones sean favorables para desarrollar festejos.
El caso Apizaco
En la ciudad de Apizaco, como sabemos, recientemente se suspendieron dos festejos taurinos, los programados para los días viernes 25 de diciembre y uno de enero. La medida fue positiva si consideramos que Tlaxcala regresó a semáforo epidemiológico color naranja hace dos semanas.
Cancelar los festejos respondió a la necesidad de reducir las posibilidades de un contagio por Covid-19 en un evento público.
Sin embargo, el caso de Apizaco es muy particular y diría yo, hasta incongruente porque, por un lado, el ayuntamiento rielero suspende dos festejos taurinos que se llevarían a cabo con todas las medidas sanitarias necesarias, pero por otro, permite la instalación de ambulantaje desmedido en las calles del primer cuadro de la ciudad.
Si bien la comparación no cabe entre ambos sectores, lo cierto es que, el principal argumento para ello será el de no parar la economía apizaquense pero, a costa de qué, ¿de poner en riesgo la salud de cientos de familias que acuden a esa ciudad en un solo día?
Me parece una incongruencia que se den este tipo de situaciones cuando estamos hablando de vidas humanas las que se están poniendo en riesgo, si bien el tema de la suspensión taurina se entiende y acepta con toda la repercusión incluso económica que ello genera, pero entonces en dónde queda la empatía por el sector salud, los enfermos y las personas que han muerto por este terrible virus.
Por: Gerardo E. Orta Aguilar