Nuevamente la fiesta de los toros, así como prácticamente todos los sectores sociales públicos y privados, tendrán que soportar un parón derivado del incremento en el índice de contagios de Coronavirus, enfermedad que parece no dar tregua a la población.

Festejos que se tenían programados en Tlaxcala tuvieron que ser suspendidos, caso particular de los anunciados para el 24 de diciembre del año anterior, así como el del uno de enero de este 2021.

Además, sabemos que ya había planes para anunciar algunas corridas y novilladas para esta primera mitad del año, pero de momento, tuvieron que ser canceladas ante la nueva oleada.

En el marco del inicio de las jornadas de vacunación en Tlaxcala el miércoles anterior, se advierte un panorama esperanzador para la economía del estado que, sin duda, resultó sumamente vapuleada a consecuencia del cierre del año pasado.

Por lo pronto, los aportadores de la materia prima para el campo bravo seguirán esperando a que sus reses puedan lidiarse en las plazas, y no en la intimidad de una ganadería o peor aún, rematarlos a precio de canal a las carnicerías.

Sería bueno conocer qué tanto se perdió en materia taurina el año pasado debido al paro generalizado, y con ello, hacer cuentas sobre el impacto económico que representa la fiesta de los toros no únicamente para Tlaxcala, sino para todos los estados que practican este polémico espectáculo.

Ahora, no queda más que esperar a que las condiciones de la pandemia se relajen, pero no así las medidas sanitarias adoptadas por una gran mayoría de la población. Además, confiamos en que las autoridades serán dinámicas, eficaces y eficientes en la campaña de vacunación correspondiente.

Como se ha dicho en este espacio de opinión, las acciones que realice un gobierno, en este caso estatal, -por cierto, de los mejores evaluados a nivel nacional en cuanto a manejo de la pandemia se refiere-, no serán suficientes para lidiar con la irresponsabilidad de un sector de la población que aún duda de la existencia de esta enfermedad.

Sonará a una frase trillada, pero, si como sociedad no ponemos nuestro granito de arena en el manejo de la pandemia, por muchas vacunas que haya, difícilmente se logrará el control total del problema sanitario que nos aqueja a corto o mediano plazo.

Mientras tanto, a poco más de un año sin festejos taurinos “normales”, añoramos acudir a las plazas de toros, vivir el ambiente taurino sinigual y disfrutar de una tarde de toros con los amigos y entrañables aficionados a este espectáculo, que nos llena de momentos de emoción y que, sin exagerar, también nos recuerda lo valiosa que es la vida, con tan solo poder disfrutar de lo que más nos gusta con plenitud de facultades físicas y mentales.

No queda más que cuidarnos, ya nos encontraremos en las plazas de toros para vibrar con la emoción de una buena faena.

Por cierto, que, a propósito del uso del cubrebocas, sería adecuado que no se quedará como un recuerdo, sino más bien, como una práctica constante para reducir las enfermedades respiratorias.

¿A caso no ha notado usted que muy pocos conocidos o de nuestro círculo cercano, se han enfermado, al menos de una gripe? El cubrebocas no nos hace inmunes, pero sí nos ayuda a reducir la posibilidad de contagios de este tipo de padecimientos. ¡Usémoslo!

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