Luis Manuel Vázquez Morales

 

Con la promulgación del Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821, Agustín de Iturbide buscaba la consumación de la independencia que había iniciado don Miguel Hidalgo y Costilla once años antes en el pueblo de Dolores con un arma una mano y en la otra la imagen de la virgen de Guadalupe. Pasa el estandarte a José María Morelos, quien con un proyecto más político promulga la Constitución de Apatzingán de donde emergen los Sentimientos de la Nación, primer documento en el que se propone una forma de gobierno, tal y como las ideas liberales la postulaban.

Con la caída de estos dos pilares el movimiento insurgente cobra vitalidad con la llegada de Francisco Javier Mina, que más tardó en llegar a la Nueva España que ser apresado y fusilado. Las guerrillas se hicieron presentes y empiezan a destacar los hombres que a la postre lograrían el sueño libertador. Nicolás Bravo, Hermenegildo Galeana, Vicente Guerrero, entre otros, desde sus trincheras trataron de resistir los embates del ejército realista bajo las órdenes de Agustín de Iturbide.

El encuentro entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero marcó el inicio del fin. Ya se había acordado en Acatempan terminar con el enfrentamiento y consumar la independencia, el pacto quedó signado por el famoso abrazo que ha pasado a la posteridad. Ahora Iturbide, emulando la lucha y los ideales de libertad de Hidalgo, empuñaba la bandera tricolor del Ejército Trigarante. En sus colores se encontraban los ideales de la independencia. El blanco representaba la religión católica; el verde la independencia de México ante España y el rojo la igualdad y la unión de los mexicanos.

Con estos colores y el escudo que evocaba la fundación de México-Tenochtitlan, se le dio forma a la bandera del primer imperio en la figura de Agustín I. Lejos habían quedado los ideales de un sistema de gobierno muy distinto al que se enfrentaron y ahora gobernaba. Lo efímero de su imperio lego para los mexicanos los símbolos que representan a la nación ante el mundo. El escudo representa la esencia de la cultura mexicana y la bandera, que orgullosamente ha ondeado en el país.

Con la promulgación de la Constitución de 1824 se retoman los elementos, el diseño y los colores de la bandera del imperio, se le quita la corona imperial al águila y se establece como bandera nacional.

El día de la bandera mexicana fue establecido el 24 de febrero de 1934. Fue hasta 1940 que esta conmemoración nacional fue reconocida por decreto del presidente Lázaro Cárdenas.

Desde ese entonces hasta el presente, el Día de la Bandera es un día en el calendario cívico que evoca los ideales que plasmaron los insurgentes en el Plan de Iguala. En el ámbito escolar, es el día marcado para que los alumnos de primer grado de primaria juren a la bandera. Engalanados con su uniforme ven pasar a la escolta hasta tener oportunidad para caminar bajo la bandera y emitir su juramento. El cuadro nacional se complementa con un desfile de imágenes que representan la evolución de la bandera hasta llegar a la actual.

A doscientos años de Iguala, México ha cambiado vertiginosamente. Este año la bandera no ondea en las escuelas, el sentimiento nacional se encuentra postrado ante la situación sanitaria que se vive en el mundo. La incertidumbre es latente.

Este año 2021 es el año de los bicentenarios. Los cinco y cada uno de ellos tienen relación con la consumación de la independencia. Algunos detractores han cuestionado la veracidad del abrazo de Acatempan, pero es el primero de los acontecimientos que enmarcan los bicentenarios de este año.

El segundo ya se ha mencionado y es la promulgación del Plan de Iguala, solo unos días después del encuentro entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero. El siguiente, los Tratados de Córdoba, documento en que el último virrey de la Nueva España, don Juan O´Donojú reconoce la independencia. La validez de este documento también ha sido cuestionada, en el sentido de que el virrey no había tomado posesión del cargo, por lo que únicamente era virrey electo. Aún así, aceptó la independencia y firmó el tratado.

Finalmente, los últimos bicentenarios descansan en la figura de Agustín de Iturbide. El 27 de septiembre se conmemora la entrada del Ejército Trigarante a la ciudad de México representando el fin de los enfrentamientos y la unión de la nueva nación bajo los colores de la bandera. La legalidad del acontecimiento quedó signada con la firma del Acta de Independencia el 28 de septiembre de 1821.

El juicio de la historia está muy presente en la figura de Agustín de Iturbide. Para muchos ha recibido trato injusto y no se le ha reconocido su aportación a la historia nacional. Pero fue uno de los hombres que le dio origen a la nación mexicana, bueno o malo, logró amalgamar el sentimiento nacional que clamaba por ser escuchado en el mundo.

La historia tiene memoria, la historia no se olvida de quienes le han dado forma y sentido, de quienes con sus acciones han forjado el nacionalismo de hoy. La historia no juzga a los muertos, los presenta en sus dimensiones reales de hombres. Agustín de Iturbide es pieza fundamental del rompecabezas llamado México.

luis_clio@hotmail.com

@LuisVazquezCar

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