Luis Manuel Vázquez Morales

En estos tiempos de cambio los municipios se están renovando. Los espacios administrativos por un momento han quedado vacíos, pero el vaivén de la gente impide que la ausencia se note. A lo lejos se respira un aire de nostalgia, donde los recuerdos cobran vida para evitar que se pierdan en el olvido. La memoria del pueblo está viva en las palabras y en las acciones del cronista, quien es el encargado de ser el portavoz del pasado. Es quien interpreta una realidad y la trae al presente como un rescate de los valores que le dan identidad a un pueblo.

Un cronista es el escritor que narra acontecimientos de temas históricos, culturales y de interés general. Es quien se distingue por la veracidad en sus relatos. Desde la antigüedad ha documentado hechos, costumbres y tradiciones, al mismo tiempo que informaba sobre la geografía y el modo de vida de sus pobladores.

La crónica es fundamental para presentar y explicar la historia, acontecimientos que no sólo son parte de los municipios, sino espacios en los que se crean imágenes para disfrutar de la propia ciudad. Escribir sobre los municipios y conocer sobre lo que fueron, permite poner a la historia al alcance de la sociedad. Los cronistas pueden contar lo que sucede y, además, lo que se encuentra detrás; explican el mundo que viven y lo retratan con las palabras más simples para endulzar cualquier oído.

Actualmente, la mayoría de las monografías escritas por los cronistas e historiadores no se ajustan a un patrón metodológico similar, sino que cada uno y de acuerdo con su formación e interés, realiza la monografía municipal. Unos presentan temas que se van hilando entre sí, otros siguen el método deductivo: van de lo general a lo particular, iniciando con una presentación geográfica del lugar y de información estadística relevante. Otros organizan sus trabajos por capítulos ordenados cronológicamente. El caso es que existen muchas formas para elaborar una historia municipal.

En primera instancia, una monografía municipal, deberá contener los temas básicos que toda población debe conocer acerca del lugar en el que vive; el origen de la denominación o del nombre que lleva, un análisis del espacio físico, que incluya la toponimia, información geográfica básica como situación, límites, altura, orografía, ríos existentes, redes de comunicación, número aproximado de la cantidad de habitantes, etcétera. Para ello es de suma importancia incluir un mapa, la descripción del escudo municipal. En general, se puede hacer un capítulo en donde se describan los aspectos sociales, políticos y económicos de la municipalidad.

Luego se pasa a una descripción del patrimonio cultural existente: historia de lugares, relatos de inmuebles, características generales, formas, materiales con que fueron elaborados, aspectos sobresalientes de los mismos, por ejemplo, decir si tiene una torre, una placa, señalar la importancia del lugar, entre otras. También es conveniente acompañar la descripción con una fotografía o grabado.

Posteriormente se pasa a la descripción histórica del lugar, comenzando desde la época prehispánica hasta la actualidad. Se pueden dividir en etapas, siglos, periodos o en años. También se puede incluir en un capítulo especial, las leyendas más conocidas del lugar, en otro las tradiciones, como su origen y vivencias.

Como la monografía es un tratado sobre el lugar en el que se vive, se tiene que pensar en su estilo literario, pues a la larga puede ser leído o consultado por un público con intereses variados, unos por una necesidad académica, otros por curiosidad y otros por interés de saber algo de la historia municipal.

El trabajo debe ser realizado a través de una exposición sistemática. Se recomienda que por prudencia y en algunos casos, se interprete y se juzgue lo que se debe incluir en torno a alguna situación en especial. Pero esa tarea se le debe dejar preferentemente a quien consulte la crónica, para que saque sus propias conclusiones a través de un mosaico de testimonios. El lector deberá reunir todos los datos para conformar un panorama sobre la historia de un pueblo, en cuanto a su historia, economía, demografía, orografía, hidrografía, cultura, tradiciones y leyendas.

Porque al fin de cuentas, una monografía histórica ayuda a conocer la historia, las tradiciones, las leyendas y los reglamentos que rigen el espacio donde se vive, sus héroes, los personajes populares, los corridos. Una monografía debe ser un medio que ayude a amar al pueblo, a defenderlo y a respetarlo.

Otro aspecto esencial, es que al final de la monografía debe incluirse un listado de fuentes en las que se hizo la investigación. Porque los datos no se inventan ni llegan por ocurrencia: se pueden clasificar por libros, por personas que brindaron información, por los archivos y bibliotecas que se visitaron. Eso recibe el nombre de bibliografía.

Una buena monografía municipal permitirá conocer mejor la historia patria. La visión que se tiene sobre la nación debe partir de la realidad espacial hacia una más grande y no al revés. Así como existe una historia patria que se aboca a la historia nacional, también existen historias de los estados y de los municipios que la integran. Una monografía municipal, se especializa en un aspecto relevante de la comunidad donde se vive.

En este sentido, el Cronista Municipal debe tener vocación de servicio y vocación de oficio. Debe ser conocedor de la jurisdicción territorial que le corresponde historiar. Debe conocer a su gente y sus personajes destacados. Debe historiar a diario, es decir, ir escribiendo cronológicamente los sucesos acaecidos en su municipio. Todos los municipios resguardan en sus archivos documentos cartográficos que merecen un tratamiento metodológico como fuente de conocimiento.

Dada la dinámica de la sociedad actual, se requiere de cronistas que fortalezcan su función con las herramientas teórico-metodológicas de la historia, para realizar investigación histórica y la escritura de la crónica, además de conocer y estar familiarizado con la historia, costumbres, tradiciones, desarrollo cultural y demás elementos que le dan identidad al municipio.

El cronista municipal tiene a su alcance una serie de recursos y fuentes históricas de diferente índole que se resguardan en el Archivo municipal; Al ser testigo de la vida cotidiana su función es fundamental para resguardar del olvido lo que es digno de ser recordado. Por ello, su formación en las diferentes disciplinas de las Ciencias Sociales, particularmente de la historia, es indispensable, ya que muchos de los cronistas tuvieron una formación profesional alejada de las humanidades, aunque no es limitante, pero se debe optar por una profesionalización de su figura. Su labor, como la de cualquier servidor público, será fundamental para el resguardo de la memoria colectiva del municipio.

Sesenta municipios, sesenta tipos de historia, sesenta gritos que exclaman por ser escuchados en el estado y llegar a los oídos del país. Tlaxcala es un pueblo con una historia milenaria, es momento de hacer un rescate de su historia, costumbres y tradiciones para exaltarlas a la altura de las grandes civilizaciones de la humanidad.

luis_clio@hotmail.com

@LuisVazquezCar

 

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