Desde hace más de quinientos años la imagen de Xicohténcatl Axayacatzin se ha convertido en una figura enigmática para la sociedad tlaxcalteca. Al no existir una representación gráfica de este personaje, muchos académicos, investigadores y escritores han intentado construir una representación que evoque toda la serie de valores que han conservado los tlaxcaltecas desde los tiempos de la conquista.
A partir de diferentes testimonios, el Xicohténcatl histórico se ha convertido en una figura retórica que ha dado cabida a una serie de novelas, obras de teatro y hasta una serie de streaming, donde, además de idealizar las hazañas de este personaje, lo representan muy alejado de la descripción que ofrece Bernal Díaz del Castillo. Pasó de ser una figura imponente a un personaje enclenque que generó molestia entre la sociedad tlaxcalteca. Pero, realmente existe una imagen de Xicohténcatl Axayacatzin.
Para comprender la importancia de este personaje es necesario recurrir a las fuentes históricas de tradición tlaxcalteca del siglo XVI con el fin de reconstruir su vida, toda vez que mucho de lo que se ha escrito, se ha basado en idealizaciones que impiden reconocerlo como un hombre real. Se han realizado varios intentos para escribir sobre él, pero en la mayoría de los casos la historia es muy limitada por la carencia de fuentes y el resultado es una obra de estilo romántico.
A través de la revisión de los testimonios de la tradición histórica de Tlaxcala se ha identificado una posible representación de Xicohténcatl Axayacatzin, misma que se encuentra en la Lámina 38 del Lienzo de Tlaxcala, aquella que se refiere a la conquista de Tecamachalco, uno de los señoríos del valle de Puebla-Tlaxcala. Pero ¿existe la posibilidad de que se trate de él? Será necesario revisar los pasajes históricos previos a este acontecimiento para justificar la propuesta. En este sentido, también existe un códice que representa al padre de este personaje, con su análisis e interpretación se podrá establecer la diferencia entre ambos y así dar sentido a la existencia de imágenes del Huehue Xicohténcatl y Xicohténcatl Axayacatzin. Para este intento, no se deben dejar de lado los testimonios de los soldados cronistas.
Al no tener noticia de los mensajeros que envió a Tlaxcala, Hernán Cortés decidió emprender el camino con la incertidumbre de si tomar o no las recomendaciones que tenía sobre los tlaxcaltecas. Aún frente a la gran muralla que demarcaba el territorio, titubeó sobre continuar, ya que había tenido noticias sobre el valor y fiereza de los ejércitos pertenecientes a la provincia.
Después de los enfrentamientos que sostuvieron con el ejército de Xicohténcatl Axayacatzin en Tecoac y Tzompantepec, los conquistadores exaltaron la superioridad de su ejército frente a miles de tlaxcaltecas valiéndose del temor que infundían las armas y los caballos.
Pasados algunos días de los enfrentamientos con los tlaxcaltecas, por fin se dio el encuentro entre Cortés y Xicohténcatl. En la Segunda carta, refiere que “Sicutengal, el capitán general de la provincia llegó con más de cincuenta personas principales, de su parte y la de Maxizcatzin. Afirma que en el discurso tlaxcalteca le solicitan ser admitidos al servicio del rey, como sus amigos y que les perdone los agravios pasados. Después de un largo diálogo lo invita a pasar a la ciudad de Tlaxcala. Es breve la descripción sobre este acontecimiento, pero se pondera sobre las demás por ser la primera que refiere el encuentro.
Considerando el origen de la Historia de la conquista de México, Francisco López de Gómara no difiere de lo que había señalado Cortés sobre el encuentro con Xicohténcatl y su arribo a la ciudad. Por otra parte, en Bernal Díaz del Castillo las referencias son extensas sobre los acontecimientos que antecedieron el encuentro de los capitanes y las acciones emprendidas. Al igual que Cortés y López de Gómara, salvo algunas excepciones, presenta el mismo discurso sobre la entrevista con Xicohténcatl. Un elemento que presenta es que se le ruega al capitán que admita la amistad de los tlaxcaltecas a su persona y la obediencia al rey. Como un elemento extra presenta una breve descripción sobre el capitán tlaxcalteca.
Refiere que “era alto de cuerpo, de gran espalda, bien hecho, cara larga y hoyosa, robusto, de 35 años, y mostraba en su persona gravedad”. Tras esta descripción conviene hacer algunas aclaraciones. La concepción sobre la edad puede variar por tiempo, debido a los sistemas calendáricos que se utilizaban en Mesoamérica y Europa. Por otro lado, se debe considerar el promedio de vida en sociedades bélicas. Por tanto, se puede plantear una edad aproximada de 30 años, quizá menos.
Interactuando con las fuentes, el discurso se quedó cuando Xicohténcatl Axayacatzin recibe e invita al capitán a pasar a Tlaxcala. La razón por la que sale a recibir a Cortés se debe a la edad y la salud de su padre, anciano y casi ciego, se refiere que le ayudan para moverse, pero, en el códice llamado Fragmentos de Texas se representa al Huehue Xicohténcatl recibiendo a Hernán Cortés en los territorios de Tizatlan. En las cuatro láminas que componen este documento se pintó al señor de Tizatlan que ofrece alimentos, presentes y mujeres a los castellanos.
Valiéndose de los medios digitales, al hacer zoom sobre el rostro del Xicohténcatl representado, se nota una diferencia en los ojos de todos los personajes, solo los del señor de Tizatlan son distintos, es probable que lo hayan pintado ciego, situación que confirma su condición de salud.
Sin considerar el contenido de El Lienzo de Tlaxcala, donde es claro que el Xicohténcatl representado es el Huehue, los Fragmentos de Texas ofrecen una versión sobre el encuentro desde la perspectiva de Tizatlan. Hasta este punto se puede hablar de la primera estancia de Cortés en Tlaxcala ¿Y la imagen de Xicohténcatl Axayacatzin?
Será hasta 1520, después de la llamada Noche Triste, que se da la segunda estancia de los castellanos en Tlaxcala. Para este momento, Cuitláhuac había sido nombrado tlahtoani de Tenochtitlan y emprendió la reconstrucción de su pueblo. Convocó a los pueblos del Anáhuac a unirse a los mexicas para derrotar a los castellanos que estaban heridos y maltrechos en el territorio tlaxcalteca, en esta invitación se consideraba a los cuatro señores.
Se presenta el debate sobre aceptar la propuesta mexica o formar una alianza con Hernán Cortés. Mientras el Huehue Xicohténcatl y Maxixcatzin se negaron a las propuestas mexicas, Xicohténcatl Axayacatzin se manifestó contra la intención de unirse a los castellanos, desafiando la autoridad de los gobernantes.
Después de diferentes debates y enfrentamientos en el seno tlaxcalteca, Xicohténcatl Axayacatzin cambia de parecer e informa a Hernán Cortés sobre los acontecimientos en el Valle de Puebla-Tlaxcala invitándolo a conquistar esa región, que desde el siglo XV fue sometida por los mexicanos y desde su regreso a Tlaxcala, tropas mexicas se preparaban para atacar a su pueblo.
Ante esta situación los cuatro señores le piden a Cortés que, para sellar una alianza, antes debía conquistar esta región y dejarlos protegidos, además de que ganaría influencia e impondría su poder.
Después de este argumento cobra sentido la propuesta de la representación de Xicohténcatl Axayacatzin, ya que fue él quien propuso someter el valle poblano tlaxcalteca, pero Hernán Cortés se lo llevó, ya que si lo dejaba en Tlaxcala podría valerse de su condición de capitán general del ejército tlaxcalteca para echar abajo los avances de la posible alianza y combatir a los invasores.
Por esta razón, el personaje indígena representado en la Lámina 38 del Lienzo de Tlaxcala con las insignias de Tizatlan, es Xicohténcatl Axayacatzin. Después de los cinco meses que le tomó a Hernán Cortés conquistar este reducto mexica, a fines de diciembre de 1520, el capitán hace un alarde de su ejército para emprender con sus aliados indígenas, principalmente los tlaxcaltecas, la marcha hacia Teztcoco.
En el presente, se debe exaltar la figura de Xicohténcatl Axayacatzin en la memoria colectiva de Tlaxcala reconociendo los esfuerzos que se han realizado por exaltar su vida. A través del presente texto se aportan ideas para humanizar al héroe con la revisión de las fuentes históricas, tan necesarias para consolidar el conocimiento del pasado y fortalecer la identidad tlaxcalteca. Xicohténcatl, no fue héroe ni traidor, fue un hombre que supo personificar y glorificar la esencia de Tlaxcala.