El sábado de Gloria que forma parte de la Semana Santa, precede al Domingo de Resurrección, marca el final del período de luto y abstinencia observado durante la Semana Santa. En el calendario litúrgico católico y de otras denominaciones cristianas, el Sábado de Gloria marca un día de espera y expectación entre el Viernes Santo, que conmemora la crucifixión y muerte de Jesús, y el Domingo de Resurrección, que celebra su resurrección.

En todo el territorio mexicano, comunidades y familias se preparan para conmemorar este día de diversas maneras, combinando elementos religiosos con costumbres locales. En México, la tradición es la práctica de mojarse entre amigos, familiares y miembros de la comunidad durante este día. Esta costumbre, conocida como «la mojiganga» o «la guerra del agua», tiene sus raíces en la cultura popular y se ha convertido en una forma divertida de celebrar el final de la Cuaresma y la llegada de la primavera.

Las calles se llenan de personas de todas las edades armadas con cubetas, pistolas de agua, globos llenos de agua y cualquier otro recipiente que puedan encontrar para lanzarse agua unos a otros. O las familias visitan parques acuáticos o centros vacacionales dónde hay agua como albercas, lagunas, etc. Esta festiva «guerra del agua» es una forma de refrescarse del calor primaveral, pero también representa la renovación y la purificación espiritual después del período de penitencia de la Semana Santa.

A pesar de ser una tradición arraigada, el Sábado de Gloria en México también enfrenta críticas y preocupaciones relacionadas con el mal uso del agua, especialmente en un contexto donde la escasez de este recurso se ha vuelto una realidad palpable en diversas regiones del país. Esta festiva «guerra del agua», aunque llena de diversión y camaradería, puede tener un impacto negativo en un momento en que la conservación del agua es crucial.

En muchas partes de México, el desperdicio de agua durante el Sábado de Gloria es evidente, con grandes cantidades de este recurso siendo utilizadas para actividades recreativas como llenar globos de agua, disparar pistolas de agua o incluso rociar agua sin control en las calles. Este uso frívolo y desconsiderado del agua contrasta con la cruda realidad de aquellos que enfrentan una escasez crónica de este recurso vital para sus necesidades básicas.

Es importante reconocer que México se enfrenta a una crisis hídrica cada vez más grave, con algunos estados ya experimentando niveles alarmantes de escasez de agua para uso doméstico, agrícola e industrial. La sobreexplotación de acuíferos, la contaminación del agua y los efectos del cambio climático han exacerbado esta situación, creando una urgente necesidad de conservar y utilizar de manera responsable este recurso precioso.

En este contexto, es fundamental reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones, incluso en momentos de celebración. Si bien es importante preservar las tradiciones culturales, también lo es encontrar formas creativas de mantener su esencia sin comprometer la sostenibilidad ambiental. Esto podría implicar ajustes en la manera en que celebramos el Sábado de Gloria, promoviendo alternativas que fomenten la diversión y el espíritu festivo sin derrochar agua de manera innecesaria.

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