El sábado pasado vimos una novillada en la plaza de toros Jorge Aguilar “El Ranchero” que reivindicó en cierta medida lo que se vio el dos de noviembre durante la corrida de feria ante un encierro justo de presencia y descastado.

Tarde de contrastes en novillada De HaroCon novillos De Haro cuyo ganadero salió a saludar al tercio al final del festejo, de los seis toreros que partieron plaza sólo dos pasaron el siempre difícil sinodal que representa lidiar ejemplares de esa casa ganadera.

Eso sí, hay que decirlo, de los seis que salieron de toriles, por lo menos cuatro llevaban un pitón escobillado, detalle que nadie reclamó.

En el cartel estuvo José Mari Macías, Gerardo Sánchez, Ulises Sánchez, Manuel Astorga, Rafael Soriano, y José de Alejandría.

Cada uno mostró estilos distintos y algunos evidenciaron que les falta mucho camino por recorrer, o como era en antaño, mucha legua que caminar.

El sábado 28 de octubre vimos un festival con toreros en el retiro del que todavía se sigue hablando. Ese día vimos conceptos de toreo que a más de uno regresó a la época romántica de la fiesta de los toros, detalles que se extrañan entre los novilleros de ahora.

Y ayer no fue la excepción, ya sea por lo complicado del encierro de la ganadería De Haro o por la falta de experiencia en los toreros, en su afán de hacer bien las cosas evidenciaron falta de temple, tranquilidad, y desesperación.

El que abrió plaza fue el de Huamantla, José Mari Macías ante un ejemplar que bien hubiera podido pasar como toro con sus 460 kilos de pesos en la pasada corrida del dos de noviembre en la que extrañamos ver toros bravos.

José Mari le pudo al fiero De Haro, la presencia del novillo era de espanto pero valientemente le salió a la cara. Lo saludó con el capote de manera sobria a la verónica para ponerlo correctamente al caballo.

Ya con la muleta el de Huamantla ofreció lo mejor de una tarde agradable de toros. Ejecutó tandas bien estructuradas que le permitieron conectar de inmediato con el público.

Después de batallar un poco con el estoque, José Mari logró pasaportar al primer novillo de la tarde, lo que provocó que de inmediato salieran los pañuelos blancos en exigencia de una merecida oreja que el juez de plaza José Luis Andriano que se negó a otorgar.

Con lágrimas en los ojos, Macías tuvo que conformarse con una vuelta al ruedo que le pidió la afición en donde recibió el merecido reconcomiendo del aforo que apenas si se llenó a su media capacidad.

Quien sí obtuvo una oreja fue el zacatecano Rafael Soriano que si bien tuvo buenos momentos, sobre todo con el capote, con la muleta poco pudo hacer y estructuró una faena con nulo sentimiento ante un novillo complicado. Lo que le concedió la oreja fueron unos tímidos pañuelos –mucho menos que los mostrados con el de Huamantla–, que el impredecible juez de plaza Andriano otorgó casi de manera inmediata, pero eso sí, injusta.

Como era de esperarse, la oreja fue protestada. Alguien en el tendido gritó al zacatecano “no te engañes”, y es que efectivamente, si no hubiera sido por la estocada mal colocada pero de efectos mortales, el torero se hubiera ido en blanco.

El resto de la novillada podríamos decir que fue agridulce. Los toreros intentaron gustar, uno de ellos, Manuel Astorga con porra incluida en el tendido que le coreó todo aunque estuviera mal hecho, tuvo muchos enganchones de muleta, algunos desarmes, en fin.

La historia no fue distinta para Gerardo Sánchez, quien al parecer poco aprendizaje tuvo de su reciente viaje por España. Es extraño en él que no haya podido descifrar lo complicado de un novillo De Haro que como se dice en la jerga taurina, “le puso las peras a 25”.

El de Apizaco no pudo hacerse de las embestidas del novillo. En varias ocasiones lo desarmó y trato de lidiarlo prácticamente en todos los terrenos del ruedo. Definitivamente quedó muy mal el famoso “Suave”.

José de Alejandría salió practicante a corretear al cierra plaza, un novillo que salía suelto al final de cada muletazo, quizás por manso, o quizás porque se aburrió por no tener un torero que le pudiera y lo obligara a meterlo en la muleta y que se quedara en el sitio para poder estructurar buenas tandas de muletazos.

Los muchachos tienen mucho que aprender y eso preocupa, ya que si bien en el toreo nunca se deja de tener lecciones en cada tarde, sí es necesario que salga un novillero que le pise los talones a los toreros tlaxcaltecas que ya van de salida, pues la fiesta ya no pueden mantenerla ellos solos, ni si quiera el boyante Sergio Flores.

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