Durante la etapa colonial se registraron numerosas actividades cotidianas a través de documentos que se llamaban Anales, uno de los más notables es el del pueblo de Tepeaca, que en Marzo del año 1625 registro un eclipse de sol.

Durante el siglo XVII, en Nueva España, hubo varios fenómenos naturales que quedarían grabados para su posterior estudio y comprensión.

Los indígenas habían sido grandes observadores del cielo, y algunos españoles se unirían al estudio de dichos fenómenos en la época colonial, siendo uno de los principales intereses los eclipses.

Se conoce el Diario de Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpamn, Cuauhtlehuanitzin, que cuenta que en un 10 de junio de 1611 el sol fue “comido” y apoyado por otras fuentes se menciona la aparición de temblores de tierra, epidemias y mortandad durante ese día.

Unos años después cuando era virrey de la Nueva España el marqués de Cerralvo, ocurriría un nuevo eclipse de sol el 8 de marzo de 1625, que quedaría grabado en los anales de Tepeaca, comprendiendo que dicho códice colonial es la continuidad de un interés cultural antiguo.

Para 1847, el académico mexicano José Fernando Ramírez descubrió y transcribió una copia, que había elaborado del Capitán Guillaume Dupaix, sobre una crónica de la aldea indígena de Tepeaca en el estado de Puebla.

La crónica pictográfica, y escrita en Náhuatl, que  proporcionaba material importante para estudios relacionados a diversos temas, entre los que se encontraba el eclipse.  El manuscrito que se encontró estaba maltratado, media 32 cm de alto y 20 de ancho, es los dibujos y el texto náhuatl se hallan en las primeras 19 páginas.

Los dibujos eran burdos,  creados a partir de colores de añil, cochinilla y sacatascal, como en dicha época. Ramírez nunca aclaro el tipo de papel en que estaba pintado el códice, aunque comprendió narraba eventos históricos registrados relacionados con Tepeaca y sus vecinos, la Ciudad de México y Puebla.

Algunos eventos que aparecen son la llegada de varias autoridades españolas a Nueva España entre 1528 y 1633, además de la distribución de tierras en Cholula en 1555 o los nombres de autoridades españolas locales y cabildos indígenas, autoridades religiosas y sus oficios, epidemias etc. Encargándose Ramírez de traducirlo al español.

A la muerte de Ramírez una parte de sus libros y papeles fue adquirida por Alfredo Chavero. Dentro de la colección estaban los Anales Mexícanos: Puebla, Tepeaca, Cholula que es el título que le había dado a su copia del anal. Fue donada el manuscrito al Museo Nacional, en cuvo Archivo Histórico se encuentra hoy.