El uso de cajeros electrónicos se ha vuelto un problema para muchos usuarios, cuyas tarjetas son retenidas, se realizan los procesos de retiro de efectivo pero no “entregan” el dinero, o bien, niegan el retiro de efectivo pero luego aparecen cobros no reconocidos, alertó la subdelegación de la Condusef en el estado.
Aunado a ella, crece el número de establecimientos comerciales en donde en ventas menores a 200 pesos no se pide la firma del tarjetahabiente, y por lo tanto no se cuenta con un comprobante de la operación.
Pilar Castañeda, subdelegada de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), informó que en el transcurso del presente año se ha incrementado el número de solicitudes de atención por problemas en los cajeros automáticos.
Incluso se tienen reportes de que algunas instituciones bancarias llegan a argumentar que los cajeros no dependen directamente de las sucursales bancarias, y por ese motivo, los clientes tienen que hacer uso, por sí solos, de un aparato telefónico para reportar lo ocurrido.
“Naturalmente que los bancos son los inmediatamente responsables de lo que ocurra en sus cajeros”, subrayó la funcionaria federal, quien dijo que los recamos versan tanto en tarjetas de crédito como de débito.
Indicó que en los reclamos de usuarios por consumos no reconocidos la Condusef procede apoyar al usuario para que realice la solicitud correspondiente y reclamación a la institución bancaria, y de no resolverse, entonces a presentar la demanda judicial correspondiente.
“Los bancos nos tienen que dar los vouchers –comprobantes- correspondientes y en muchas ocasiones la firma es totalmente distinta a la del tarjetahabiente”.
Una vez con todos los documentos necesarios, se recomienda entonces al usuario solicitar apoyo a la defensoría pública federal, y por lo general los casos se resuelven a favor del tarjetahabiente.
Cuestionada al respecto, la subdelegada de la Condusef consideró muy desatinado la práctica cada vez más frecuente de no solicitar firma de vouchers cuando se trata de compras mínimas o menores de 200 pesos. “Es un riesgo, esto no debería hacerse”, comentó.
Recomendó entonces a los usuarios de servicios financieros extremar el cuidado con el manejo de sus tarjetas de crédito o débito, para evitar que una sustracción, por una persona cerca o un ladrón, se traduzca en múltiples compras “pequeñas” que sumen un monto elevado.